Número 9

Irónicamente, el título original de la película es ‘9’, a secas. Lo de ‘Número 9’ nos lo hemos inventado en España, para darle empaque. No en vano, la cinta de Shane Acker es la extensión de un corto de animación que triunfó en 2005 gracias al llamativo diseño de sus personajes y a una historia emocionante. Aquél éxito ‘minúsculo’ impactó tanto en Hollywood que el mismísimo Tim Burton se animó a producir el largometraje inspirado en ‘9’.

Ahí está el problema de ‘9’: no es más que un corto estirado. Una historia alargada sin necesidad que, desde el primer minuto, transmite brusquedad en el guión. No es que la película se haga pesada, en realidad dura muy poco (una hora y cuarto) y es agradable a la vista. Pero, pasados 20 minutos, hay que saber desconectar, descubrir que el guión no da para más, y disfrutar con la estética de los personajes de tela.

‘9’ cuenta cómo nueve muñecos manufacturados se convierten en los últimos seres vivos de un planeta desolado después de que una máquina creada por el hombre se descontrolara por culpa de la ambición. La gran pega de la historia, muy cercana al Frodo que transportaba el anillo a Mordor, es no poder tener un mando en las manos con el que dirigir a los personajes, como en un videojuego. Porque acción y aventura, no le faltan. De hecho, los más pequeños de la casa encontrarán en ‘9’ un juguete épico con el que imaginar grandes aventuras.

Pese a lo corta que es ‘9’, en España hemos tenido que esperar más de 6 meses para tenerla en nuestros cines. Un estreno que suena a cachondeo (pero no a nuevo, lo mismo pasó con Zombieland) y que provoca que muchas personas decidan verla en casa en calidad dvd. El que quiera entender, que entienda.