West Side Story

El Prince Charles es el cine más peculiar de Londres. Quizás de Europa. Está en una calle perpendicular a Leicester Square, la plaza donde se celebran todas las grandes premieres inglesas. De hecho, allí vi a la patulea de Harry Potter cuando se estrenó ‘La orden del Fénix’. Nos llovió durante horas para poder ver a Madona, Claudia Schiffer, Daniel Radcliffe, Emma Watson y otros intentos de actores. Fue divertido. La peli no tanto. En fin, a lo que vamos: el Prince Charles. El cine sólo tiene una sala de proyección y no pone estrenos. Las películas llegan con varios meses de retraso y el horario no era fácil de calzar con la rutina diaria. Entonces, José Enrique, ¿qué tenía de especial este cine? Buena pregunta, amigos. Tres genialidades:

1.- Los viernes la entrada cuesta una libra y, dentro, puedes comprar una pinta por otra libra para disfrutar durante la película.

2.- Combinan cintas modernas con clásicos básicos, del tipo ‘Ciudadano Kane’. Además, organizan numerosos festivales y maratones: cine japonés, ánime, ciencia ficción, homenajes a directores, etc.

Y 3.- El Singalonga.

Estimado JE, ¿Singalo… qué? Singalonga. ‘Sing-a-long-a’, algo así como ‘canta durante’. Todos los viernes por la noche, el Prince Charles organiza un ‘Singalonga’ de ‘Sonrisas y Lágrimas’. Esto es, el pública asiste disfrazado de los personajes de la película (nazis, profesoras, infantes) para cantar las canciones conforme aparezcan (las letras se colocan sobreimpresas en plan karaoke). Como se pueden imaginar, la despiporre es monumental: cerveza, disfraces y “faaar, es lejos en ingléeees”. Luego nos extrañamos de las rarezas del príncipe Harry…

A pocos días de marcharme de Londres, pasé por la puerta del Prince Charles y vi que tenían programado un singalonga de ‘West Side Story’. Pensé que sería genial poder ver el musical en pantalla grande. Hoy la echan dentro del festival de cine clásico de Granada.

Sí, lo sé. No hacía falta dar tantos rodeos para hablar del Retroback. Pero así es el cine, que une cosas que no tienen nada que ver. O todo.