Daybreakers

‘Daybreakers’ nace de una premisa original: ¿Qué pasaría si los vampiros, una raza marginal y disgregada por todo el planeta, terminara convirtiéndose en la punta de la pirámide evolutiva, por encima del hombre? ¿Qué pasaría si hubiera tantos vampiros que los humanos, en su mínima expresión, no fueran más que ganado y envases de sangre fresca? Los hermanos Spierig, directores y guionistas de la cinta, tuvieron un chispazo creativo. Sin duda. Y no es poco teniendo en cuenta las últimas revisiones del mito vampírico, más cercanas a la telenovela venezolana que al terror que lo vio nacer. Pero los Spierig se quedaron en eso, en un prólogo interesante. El resto, decae por momentos.

La primera media hora goza de una estética oscura que enamorará a los más góticos de la familia. La ciudad en la que se desarrolla la historia hace su vida normal en las horas nocturnas y descansa durante el día, para evitar los rayos del sol. En el bullicio de una estación de metro, un tipo pide su café con sangre para llevar. Todos tienen ojos amarillos y colmillos afilados. Todos, sin excepción, vivirán para siempre… A no ser que sus recursos vitales se acaben: los seres humanos.

Hombres y mujeres son almacenados en grandes cubículos tipo Matrix. El problema es que la empresa que se dedica a gestionar la sangre se queda sin género. Ethan Hawke (‘Gataca’) interpreta a un científico dedicado a encontrar un sustitutivo de la sangre que pueda fabricarse artificialmente. Sin embargo, topará con Willem Dafoe (‘Spiderman’), el humano que lidera la rebelión contra los chupasangres y que, asegura, tiene la cura contra el vampirismo. Completa el trío Sam Neill (‘Parque Jurásico’), el malvado empresario dispuesto a sacar pasta del negocio de la sangre.

En conclusión, mediocre casquería vampírica que juega con la casuística tanto como con las casualidades en un guión que arranca del ingenio y termina en la inopia. Los amantes de las yugulares explosivas, las venas correosas y las salpicaduras de médula, disfrutarán con el estofado de sesos y demás bilis. Pese al intento, no le llega, ni de cerca, a ’30 días de oscuridad’, que la supera en todo.