Amigos y enemigos

Estoy muy contento con este rinconcillo nuestro. Escribir de, por y para el cine es muy divertido. Y muy agradecido. En estos cuatro meses de vida he recibido numerosos emails (aún estoy esperando el suyo) haciendo añadidos a alguna crítica, lanzándome algún reto y, por supuesto, criticando mi bendita ignorancia.

Por ejemplo, hace poco me escribió una muchacha indignada porque ella considera que ‘El libro de Eli’ es una gran película y que yo no supe coscarme de sus guiños y virtudes narrativas. Lo bonito del asunto, más allá de que siga pensando que la última de Denzel Washington es insufrible, es que llegamos a un acuerdo basado en la Ley Suprema de que ninguna opinión es tan valiosa como para sentar cátedra. El trato es que ella me va a mandar sus críticas de mis críticas y eso, la comunicación, es un éxito inconmensurable.

Entre los correos recibidos también valoro hasta el extremo el de un escritor -he de mantener el anonimato- que leyó la reflexión sobre Ágora y gustó en compartir conmigo la suya. A partir de ahí, hemos cruzado algún que otro párrafo más. Se pueden imaginar mi orgullo.

Lo último ha sido una fenómena que me ha sugerido ‘El estudiante’, una película mejicana del 2008 que desconocía por completo. Asegura que es preciosa y que podría estar escribiendo de ella durante semanas. No he dudado en recoger el guante y agenciarme con la cinta en cuestión (en breve hablaremos de ella).

Pues eso. Muy contento con todos ustedes. Sepan que mi correo electrónico será tremendamente hospitalario con todas sus sugerencias, menciones, insultos y, si los hubiera, halagos. En cualquier caso, gracias.