Prince of Persia: Las arenas del tiempo

Jerry Bruckheimer es muchas cosas. Y una de ellas no es un productor de cine que se jacte de elegir proyectos basados en guiones elaborados e ideas innovadoras. Sin embargo, se mueve como pez en el agua en el campo de las aventuras de acción. Es un genio del marketing y de asegurar, por encima de todo, dos horas de pura diversión.

‘Prince of Persia: las arenas del tiempo’ es una enorme consecución de diálogos encorsetados y personajes manidos, con unos efectos especiales muy conseguidos, escenarios preciosistas y saltos, peleas, barrancos, caídas, huidas, espadas y oportunidades épicas a raudales. O, lo que es lo mismo, Bruckheimer en su más pura esencia (‘Piratas del Caribe’, ‘La Isla’, ‘Transformers’).

‘Prince of Persia’ cuenta la aventura de Dastan (Jake Gyllenhall), un pequeño truhán a lo Aladino, que entró a la familia real como hijastro del gran Rey de Persia y que ahora es uno de los líderes de su ejército. Durante la batalla para conquistar la ciudad de Alamut, encuentra una daga con poderes especiales que le obligará a unir fuerzas con Tamina (Gemma Artenton), la princesa enemiga, para evitar un mal que azotaría el mundo entero.

Mike Newell, su director, viene de ejercer mayoritariamente en el mundo de la televisión (‘Las aventuras del Joven Indiana Jones’). Un espíritu que se deja ver en el film, casi separados en pequeños capítulos de veinte minutos. Un hecho que, lejos de arruinar el ritmo heroico, mantendrá a todos los niños (y a los que se diviertan como niños) emocionados en la butaca de la sala. Puede presumir, además, de ser la cinta que más acerca el mundo del videojuego de acción/plataformas a la gran pantalla. Realmente, los brincos de Dastan y los movimientos de cámara ayudan a imaginarnos con un mando entre las manos (los expertos descubrirán que bebe grandes sorbos de otro videojuego: ‘Assasins Creed’).

Gyllenhall, por cierto, no es, ni de cerca, un nuevo Jack Sparrow. Pese al esfuerzo del muchacho, le falta carisma. El resto de secundarios, flojos, tienen un simpático punto a su favor: parecen sacados de una banda de heavy-metal. La bella Artenton, haga lo que haga, está bien como está.

Si buscan un buen entretenimiento, su dinero estará bien empleado.