El efecto Nolan

Darren Aronofsky y Christopher Nolan son dos directores que me apasionan. Ambos son paradigma del cine más original e independiente dentro del ámbito comercial. Sus películas siempre resultan imaginativas, inspiradoras y repletas de segundas lecturas. Nolan, que venía de rodar cintas como ‘Memento’, sorprendió a propios y extraños con su versión de Batman. Aficionado al cómic y al personaje por su oscurantismo y su halo de misterio, dotó al dueño de industrias Wayne de una perspectiva inédita: nada de onomatopeyas sobreimpresas en pantalla ni ‘battarjetas de crédito’ (George Clooney, no te olvidamos). Sólo el mito.

Al igual que Batman, Lobezno es otro de los personajes más queridos en el mundo del cómic. Precisamente por eso, por su doble moral, su actitud solitaria y los terribles fantasmas que se ciernen sobre su conciencia. Ambos héroes gozan de características muy literarias que el cine había desplazado en pos del espectáculo.

Pues bien. Darren Aronofsky (‘La Fuente de la Vida’, ‘Réquiem por un sueño’, ‘El Luchador’) será el director de ‘Lobezno 2’. Teniendo en cuenta la basura palomitera que fue la primera entrega, situar a un cineasta considerado ‘de culto’ detrás del invento tiene su explicación. Dos puntos clave: Hugh Jackman, el prota, ha insistido hasta la saciedad para que sea Aronofsky el elegido; rodaron juntos ‘La Fuente de la Vida’ y desde entonces se llevan rematadamente bien. Y el efecto Nolan, a saber: Haces una película digna de un héroe archiconocido con millones de fans dispuestos a dejarse la pasta en la taquilla del cine, recaudas una barbaridad y sacas dinero para rodar cualquier otro proyecto personal (en el caso de Nolan, ‘Origen’ o ‘El Truco Final’, por ejemplo)

Por cierto, sumen a la calidad del director la del guionista: Christopher McQuarrie (‘Sospechosos habituales’). Ya tengo ganas de ver a Lobezno paseando por Japón… Mientras que eso llega, nos conformaremos con ver el próximo estreno del director: ‘Black Swan’, con Natalie Portman, que está al caer.