Juego de Tronos

Mientras que los tronos de Semana Santa desfilan por las calles de su ciudad, los ‘clicks’ de los ratones de medio mundo apuntan a una de esas polémicas descargas que aceleran el cambio y revolucionan la emisión: ‘A Game of Thrones S01E01’. La HBO es una cadena que no hace series de televisión, hace películas a lo grande. Y ‘Juego de Tronos’ no es una excepción. Después de ver el primer capítulo, el miedo a que la versión desprestigiara los libros de George R. R. Martin se ha disipado por completo.

Los que hemos leído las novelas (seremos muchos más cuando termine la primera temporada de la serie, tiempo al tiempo. La televisión les hará leer, ya verán) estamos deseando que todos conozcan la grandeza del enano Tyrion Lannister, el arrojo de Arya Stark o la sutileza de Meñique. Son decenas de personajes que completan una de las historias más apasionantes de la fantasía moderna.

La factura final del producto es excelente. Para que se hagan una idea, nada más que el ‘opening’ de la serie ha cosechado un aluvión de piropos y fervientes declaraciones de amor. Les aviso con tiempo para que no les pille por sorpresa. Deben ser conscientes de que se acerca un nuevo ‘boom’ del que todos hablarán por la calle, en la cola del supermercado, en las tiendas de cómics, mientras devoran una tostada.

Y entonces, quizás se sorprendan confesándose fans absolutos de ‘Juego de Tronos’. Se arrepentirán de haber tardado tanto tiempo en descubrir lo que escondían tan fabulosas novelas. Y, más aún, se arrepentirán de no saber quién era George R. R. Martin, escritor y productor de la saga que confesó en su última visita a Granada que la Alhambra le había inspirado uno de los reinos protagonistas. Una visita que sólo unos pocos presenciamos. Los mismos que ahora presumimos, cada día más, con nuestro tomo dedicado: “Winter is Coming, George”. Pera esa historia se la cuento en otro momento.