Un nuevo día

Existe la posibilidad de que mañana no estemos juntos. De que seamos pasto de una maltrecha profecía maya empeñada en otorgar a los números el epílogo a una vida matemática. Existe la posibilidad de que caiga ese puñetero meteorito del que tanto hemos oído hablar y que tantas veces robó el sueño a Roland Emmerich, provocando una inmensa ola que hundiría a los Estados Unidos y, luego, al resto -si Nicolas Cage no lo remedia-. Existe, maldita sea, la posibilidad de que un terremoto desuele un precioso pueblo con nombre de poeta, de que un loco ametralle las ilusiones de jóvenes que soñaban con vivir, de que otra patera vuelque a los pies de la libertad, de que una fábrica nuclear atemorice el presente con el pasado, de que un infarto interrumpa la calma.

Puede pasar.

Pero por cada una de esas desgracias, un nuevo día nos ofrece un listado de sonrisas provocadas por hechos infinitamente más probables que cualquier profecía universal: cantar, bailar, saltar, correr, jugar, besar, bromear, reír, volar, nadar, ligar, mirar, escuchar, aprender, enseñar, escribir, leer, pasear, tocar, rozar, soñar, perder, ganar, saborear, apretar, abrazar, llorar, amar…

¿Quieren mi opinión? Si tiene que venir el fin del mundo, que venga. Que aquí lo espero. Pero no lo haré con los brazos cruzados, lamentando lo que podría pasar. Permitan un consejo: elijan su propia historia. Hagamos caso a Timón, Pumba y al resto de Poetas Muertos: carpe diem. Que ninguna crisis les haga olvidar por qué estamos aquí. Para ser felices.

Pensaba desearles un feliz 2012, un año en el que cumplan todas las esperanzas puestas. Un año para recuperar proyectos, para enamorar a la persona que cambiará sus horas, para olvidar las penas del anterior y creer en las bondades que están por llegar. Pero me pareció muy egoísta. Muy limitado. Lo que realmente les deseo es que pasen un maravilloso, completo y apasionante nuevo día. Y así cada día.

Mientras tanto, si tienen un hueco y quieren saltar el eje, sigamos contando historias. Las historias, el cine, enriquecen las emociones. Sean felices.