Oscar, ¿pero qué has hecho?

Oscar, podía perdonarte tantas cosas. Tantos despistes o desbarajustes emocionales. Sé que pasas un año con demasiada carga sobre tus doradas espaldas, eso de analizar las películas al dedillo debe cansar. Pero, estimado amigo, ¿se puede saber en qué estabas pensando? Las ausencias en las nominaciones son más fáciles de digerir. Incluso pueden convertir a una película en aquella obra de culto que Hollywood ignoró. Te puedes equivocar. Pero lo que es inadmisible es que me digas que en la categoría más importante, en la que se cuece la magia del cine, destacas como nominada a ‘La boda de mi mejor amiga’. En serio, ¿mejor guion original? ¡Anda y vete a freír espárragos!

Luego está el asunto de cintas como ‘Drive’. Ensalzada por la crítica, recogida con fervor entre los espectadores. Un mito distinto y original que, como poco, merecía tu atención. Pero nada. Bueno sí: Mejor edición de sonido. Que tiene guasa. Y si hay algo totalmente incomprensible es la ausencia de ‘Las aventuras de Tintín’ en las nominadas a Mejor Película de Animación. ¿Qué importa la técnica utilizada? ¿Que se haya rodado con actores detrás desmerece el excelente trabajo final? Venga, jura que ‘El gato con botas’ o ‘Kung Fu Panda 2’ son mejores películas. Pluf.

Por otro lado, apreciado Oscar, mi más sincera enhorabuena por la selección de ‘Chico y Rita’ en la terna final. Fantástico. Así como la presencia -para mí totalmente inesperada- de ‘Medianoche en París’ en las categorías más importantes. Corroboro, varios meses después de su estreno, que me muero de ganas de ver ‘La invención de Hugo’, esa cinta que ha conseguido que Scorsese enamore a adultos e infantes por igual.

Y ya, por terminar, un pequeño comentario personal. Un agradecimiento singular, egoísta y malintencionado: gracias por no llevar a Almodóvar. Ni a Pan Negro.