Robocop contra la codeína

Teníamos un profesor en la facultad al que le poníamos banda sonora cada vez que le veíamos aparecer. Era fantástico. Andaba con la vista perdida en el infinito, los hombros erguidos y los codos flexionados; igualito que Robocop. Se pueden imaginar las risas que nos echábamos. Además, el runrún melódico servía como alarma si te pillaba desprevenido antes de empezar la clase.

Este chascarrillo fue lo primero que recordé al leer que se estaba preparando un remake de Robocop. Lo segundo fue “ya estaban tardando”. Hace unos meses supimos que su protagonista sería Joel Kinnaman, de la serie televisiva ‘The Killing’, acompañado por Samuel L. Jackson y Gary Oldman. Sólo nos faltaba un malo. Un enemigo que se las viera con el héroe metálico, con el agente Alex Murphy, con el policía estirado de los 80. ¿Quién podría ser? ¿Quién en su sano juicio hubiera dicho que, al final, el malo sería el Dr. House?

Efectivamente, Hugh Laurie deja la bata blanca que le hizo mundialmente famoso por vete tú a saber qué maleficio terrorista contra el que luchará Robocop. Supongo que estamos ante el clásico intento de los actores encasillados de romper con su pasado. Pero, macho, más le vale que cumpla con un mínimo de decencia, porque si no, menudo guarrazo fílmico.

La nueva Robocop, que se estrena el 9 de agosto de 2013, está dirigida por el brasileño Jose Padilha, cuyo trabajo más conocido es Tropa de Élite. Ni idea. Aunque, por hacer honor a la verdad, el tipo gusta mucho por Hollywood y, dicen, apunta maneras a ser uno de los nuevos talentos de la taquilla. El tiempo dirá.

Yo, mientras tanto, me quedo con mi recuerdo de Robocop por los pasillos de clase, que es, probablemente, el mejor remake que se podía hacer de la película.