El Hobbit, una semana inesperada

Llevo años esperando la llegada de ‘El Hobbit’ al cine. Disfruté tantísimo con la trilogía de ‘El señor de los anillos’ (ESDLA), que me muero de ganas de recuperar aquella sensación de euforia colectiva que dejó la primera incursión de Peter Jackson en el universo de Tolkien. Sin embargo, a falta de siete días para su estreno mundial, las dudas me corroen. Los últimos casos de ‘hype’ se descubrieron como ‘spam’, fraudes y desilusiones. ¿Y si el viaje de Bilbo Bolson también nos fallara?

Es obvio, pero creo que es un detalle importante: las expectativas con ‘El Hobbit’ no son las mismas que con ESDLA. En aquella ocasión, todos esperábamos algo impresionante pero no sabíamos qué exactamente. Ahora conocemos la fórmula, el espectáculo, el truco de magia para alzarse con el prestigio. ¿Será motivo de fracaso?

También está el asunto del mediocre recibimiento de la crítica estadounidense que ya ha visto la película. Metacritic, página de referencia en USA, le da un 66 sobre 100. Una nota que en cualquier otro film cabría entender como un más que aceptable entretenimiento y que, en el caso de ‘El Hobbit’, se queda en un terreno de mediocres muy inesperado.

El asunto es que luego, con cierta nostalgia sin sentido, revisiono el blog del rodaje, veo los vídeos de los actores, leo las entrevistas, escucha la música y me digo a mí mismo: “¿A quién quieres engañar? ¡Te mueres de ganas de ver ‘El Hobbit’!” No sé si ustedes son amantes de las espadas, las criaturas fantásticas y los viajes inesperados. A mí me basta con las espadas.