Karate Kid (1984)

Karate Kid es una de esas joyas del cine juvenil de los años 80. Daniel Larusso fue el que inspiró la conocida revolución del empollón: “Tú eres grande, fuerte y tienes pintas de matón; pero yo, amigo, sé hacer la patada de la grulla, cuidado”. La película forma parte de un compendio de películas que nunca obtuvieron el sobresaliente por parte de la crítica pero que, años después, aquellos niños espectadores las convertimos en obra de culto.

Hablamos de 1984, un año vital para nuestra imaginación: La Historia Interminable, Terminator, Indiana Jones y el Templo Maldito, Los Cazafantasmas, Pesadilla en Elm Street, Conan el destructor… ¿Ven el parecido entre todas estas historias? Todas crearon escuela. Todas tienen una musiquilla fácilmente reconocible. Todas definen a una generación. Todas tienen personajes carismáticos. Y todas, sin excepción, han caído en las redes del temido ‘remake’.

Después del desgarrador fracaso de Indiana Jones y la Calavera de Cristal y Terminator 4 (y la tercera, claro), las películas que quieren recuperar la creatividad de los 80 copiando a los 80 me dan pánico.

Ayer se publicaron las primeras imágenes de ‘The Karate Kid’ (estreno junio de 2010), en la que el hijo de Will Smith suplanta a Ralph Macchio como ‘Daniel Larusso’ (el nombre de la nueva aún lo desconocemos. No creo que le pegue el italiano al pequeño Príncipe de Bel Air), y Jackie Chan a Pat Morita en el papel del Señor Miyagi. Nunca osaría poner en duda la calidad del siempre estupendo Jackie Chan, sin embargo, auguro una película que ni siquiera rozará el carisma de la original. Insisto, no por los actores (el jovencito Smith ya nos enamoró con su papel de ‘En Busca de la Felicidad’), sino por un director cuyo sus mayores medallas han sido ‘La Pantera Rosa 2’ y ‘El agente Cody Banks’. Y cuidado con las comparaciones: John G. Avildsen, el director de la primera, ganó un Oscar por Rocky.

Ya, ya sé que Karate Kid es cine juvenil, para niños y demás pamplinas. Pero eso no quita que seamos muchos los que, cada vez que veamos un clásico de nuestra infancia destruido, lloremos. Que ya lo decía la copla: “Yo, nací en los ochenta y sobreviví gracia a la grulla de Karate Kid”.