Invasión a la Tierra

‘Invasión a la Tierra’ intenta mezclar la acción desbordante de Michael Bay, con la defensa de la patria de ‘Independence Day’, con un juego de cámaras a lo falso documental tipo ‘Distrito 9’, con el reporterismo bélico de ‘Black Hawk Derribado’, con fuertes reminiscencias a la jugabilidad del ‘Call of Duty’ y todo aderezado con la presencia de niños, tal y como mandan las enseñanzas de Steven Spielberg. Pero, como les decía, todo queda en un intento que fracasa estrepitosamente en casi todos sus aspectos.

El caso es que me habían hablado tan mal de la película de Jonathan Liebesman (‘La matanza de Texas, el origen) que, como suele pasar, no me pareció tan grave. Quiero decir, es mala de necesidad. De estos guiones que si contáramos los clichés, las líneas de diálogo predeterminadas y las paridas yankis a mansalva, sacaríamos los colores a más de un productor. En serio: desde la nota que el teniente escribe a su mujer al principio de la película -anunciando su muerte y su última frase: “dile que la quiero”- hasta las pesadillas que no dejan dormir al capitán desde que perdió a sus hombres en combate. Pamplinas y más pamplinas. Además, los efectos especiales, para los tiempos que corren, son un tanto decepcionantes. Los alienígenas ostenta con orgullo el premio al peor bicho jamás visto en una película: madre del amor hermoso, qué cutres.

Y, sin embargo, no me pareció tan grave porque sí hay un aspecto que borda: la sensación de videojuego. Vale, en realidad es un engorro no poder tener un mando en las manos con el que manejar a los marines, pero ‘Invasión a la Tierra’ es un entretenimiento aceptable. Lo que es un pecado es que Aaron Eckhart (‘El Caballero Oscuro’) acepte papeles tan mediocres y que Michelle Rodríguez (‘Perdidos’) siga sin levantar cabeza.

¿Que de qué va ‘Invasión a la Tierra’? Ah, bueno, de unos bichos que invaden la tierra. Y hay unos marines con metralletas. Y poco más, tampoco pidan peras al olmo.

Love Happens

Los libros de autoayuda me parecen el mayor full de Estambul. Una completa fullería. Un placebo consciente que se consume a sabiendas de su inexistencia. Pero, por alguna extraña razón, estos textos llegan a éxitos de ventas y se convierten en libros sagrados de la existencia humana. Este hecho provoca que los trileros profesionales se afanen en publicar más octavillas del tipo “La felicidad está a un paso, sólo tienes que aprender a caminar” o “La muerte es tu amiga”. Pues bien, ‘Love Happens’ es un libro de autoayuda -por todo lo anteriormente dicho- convertido en película. ¿Osea? Una gran patraña.

Love Happens cuenta la historia de Burke (Aaron Eckhart), que después de que su mujer falleciera en un accidente de tráfico, decide escribir un libro para ayudar a todo el que pierde a un ser querido.  Entre medias aparece Eloise (Jennifer Aniston, que no consigue levantar cabeza), florista con la que vivirá una fortuita historia de amor.

La trayectoria de su director y guionista, Brandon Camp, nos hacer ver que debe ser un terrible amante de los libros de autoayuda. Su otro ‘éxito’, ‘Dragonfly’, también bebía mucho del proceso de duelo ante una persona fallecida.

Lo que más molestará al espectador es que la cinta es completamente insatisfactoria en cualquier campo. La campaña de marketing invita a ver una comedia romántica y pastelosa, mientras que la realidad es un drama sin chispa ni emoción que aspira a ser un profundo motivo de reflexión. Lo que en mi pueblo se dice “ni chicha ni limoná”.

Lo mejor de la película, sin duda alguna, es poder ver en pantalla al siempre correcto Aaron Eckhart (‘Gracias por fumar’, ‘El Caballero Oscuro’), uno de esos actores que se ven obligados a interpretar papeles mediocres a la espera de que el populacho los encumbre al lugar donde se merecen. Lo peor: ver que Jenifer Aniston, nuestra querida Rachel de Friends, ha caído en la maldición del recuerdo.