Alice

El País de las Maravillas es un recurrente sueño que ha inspirado a cientos de autores de todo el mundo. Su paranoia estética, léxica y onírica ha sido tan reinventada que parece harto complicado desarrollar una idea original que brote de la mente de Lewis Carroll. La película de Tim Burton no es la excepción. Y ése es, quizás, el gran problema de ‘Alicia en el País de las Maravillas’: su director. Burton ha sido capaz de crear un universo tan personal e imaginativo a lo largo de toda su filmografía que parecía evidente que, si había alguien capaz de mostrar otra sonrisa del gato de Cheeshire, era él. Pero no. No ha sido capaz. Las expectativas eran demasiado altas y el tipo de ‘Beetlechus’ nos sirve un plato que deja un sabor amargo. Incompleto.

Lo más probable es que si esta película, 100% Disney tanto en forma como en fondo, hubiera estado dirigida por cualquier otro director no estaría en absoluto defraudado. De hecho, es una película de aventuras muy divertida y una excusa perfecta para que los pequeños de casa descubran el mundo de ‘Alicia’. Cuenta cómo Alicia, trece años después de su primera visita, vuelve al País de las Maravillas para ayudar a sus viejos amigos a destronar a la pérfida y cabezona Reina de Corazones. Acción y humor se unen con una completa lista de personajes secundarios muy atractivos que van desde los entrañables gemelos Tweedle hasta la liebre adicta al té.

El problema del film es que cae, con facilidad, en lugares comunes del género, siendo más que probable escuchar en la sala algún comentario del tipo “esto ya lo he visto antes”. La más evidente es ‘Las Crónicas de Narnia’, por esa batalla entre dos ejércitos de seres fantásticos liderados por dos reinas de cuento de hadas. No son menos las referencias a ‘Regreso a Oz’, segunda parte de ‘El Mago de Oz’ en la que Dorothy volvía para defender al reino del ataque de una bruja malvada. O incluso ‘Hook’, por aquello de ver a un personaje literario convertido en un adulto de vuelta a su mágico hogar de la infancia.

Johnny Depp, no es el Sombrerero Loco que nos hubiera gustado ver. Pese al esfuerzo estético, es demasiado convencional. Mia Wasikowska encaja a la perfección como Alicia y seguro que le servirá como un trampolín para entrar por la puerta grande en Hollywod. Mis favoritas, sin embargo, son las dos reinas, Helena Bonham Carter y Anne Hathaway, que de absurdas e histriónicas rozan la genialidad. El que no falla en absoluto es Danny Elfman con una banda sonora brillante, en especial con el tema final ‘Alice’.

‘Alicia en el País de las Maravillas’ es una divertida película de Disney y no una gozada de Tim Burton. Demasiadas aspiraciones.

Alicia en el País de las Maravillas

Una madre y un niño están embobados delante del póster de la versión Burtoniana de ‘Alicia en el País de las Maravillas’. El zagal, dándoselas de cultureta, le suelta a la señora, con no poca sorna: “Madre, ¿esta es la misma película que me pones en casa cuando me castigas?” La mujer, que mira a ambos lados de la acera como el que va a cruzar a una zona en la que prefiere algo de intimidad, responde: “No. Es nueva”. El chaval, poco convencido con la respuesta, vuelve a la carga: “Pero, a ver mamá, hay una niña, el sombrerero loco, un conejo blanco, los gemelos tontos y el gato gordo… ¡Es la misma!” Un poco menos precavida, la madre hace saber a su hijo que se trata de una versión de la misma historia.

-Pues, mamá, quiero que sepas que no quiero ver esta película. Ya me vale con el otro castigo…

-Ya me imaginaba, hijo, ya me imaginaba…

La curiosidad me carcome y no puedo, a pesar de que soy consciente de que la señora quería pasar desapercibida –quizás era un capítulo que ya había vivido antes-, evitar la pregunta: “Disculpe, no quería molestar, pero, ¿por qué es un castigo?”

-¡Porque no hay quién la entienda!

-Jajajajaja….

-NO, no se ría señor –lo de señor duele-, es verdad. A ver: ¿Qué pinta el conejo? ¿Por qué se hace grande y pequeña con pastillas? ¿Por qué iba ningún sombrerero a vivir en un jardín para tomar té y cambiar de sitio cada dos por tres? Es el mayor engaño de todos los tiempos…y lo peor es que me la sé de memoria, porque le gusta a mi madre.

La genialidad del chaval me deja asombrado. La madre, avergonzada, intenta convertir todo el asunto en una broma del chiquillo con risas cortadas mientras que, con una mano, revuelve el pelo de su hijo. ¿Y por qué le pone la película?

-Jeje, porque a mí me encanta de siempre

-¡Pero si es absurda, mamá!

-Sí. Quizás por eso. Quizás es eso.