El estudiante

No podemos ver el futuro pero, en esencia, podemos conocerlo. Una mañana el espejo se arrugará al vernos sonreír tras un mechón de canas. Y en la calle los niños se preguntarán si nosotros crecimos con electricidad. Hay patrones que la vida, caprichosa, se empeña en repetir. Como los libros, las páginas empiezan y terminan con distintos grosores y cubiertas de diversas calidades. Lo importante es escoger las palabras que inician cada párrafo y aceptar que nadie llega al punto final sabiéndolo todo. Sino como estudiantes.

Chano se acaba de jubilar. Pese a que todo su mundo le anima a que viva su última temporada relajado y cómodamente sentado en su sillón, él tiene otros planes. Cumplir esa primera vocación que siempre pilla de improviso, cuando creías que ya la habías olvidado, como las campanas de la catedral. “Tú lo has dicho, mis últimos días. Si no lo hago ahora, ¿cuándo lo haré?” Con la ilusión de un zagal, Chano se inscribe en la Universidad para aprender y, por supuesto, enseñar.

‘El estudiante’ (2009, Roberto Girault) es una maravillosa historia mejicana que tocará su fibra más sensible. El ‘viejito’ compartirá aula con un grupo de aprendices de todo que, poco a poco, le tomarán como una referencia vital. En la línea de ‘El Club de los Poetas Muertos’, la película analiza la esencia del ser humano, algo que está muy por encima de dos generaciones que distan más de cuarenta años.

El arte se coloca como el nexo de unión entre lo viejo y lo nuevo. El Tondo Doni que aúna ayer, hoy, mañana, pasado y siempre. Excelente escena cuando Chano y uno de los jóvenes escuchan música en un Ipod: “¿Te gustan los Beattles?” “¡Claro! ¿A quién no?”

Pero por encima de todo está El Quijote. Cervantes como motor eterno de la Literatura que engrasa tanto las almas curtidas como las imberbes. La Literatura liberadora, que rompe grilletes y convencionalismos. La Literatura que no envejece y crece a nuestro lado. La Literatura que, pese a las canas, las arrugas y un pulso insensato, siempre fue amor: “Las cualidades permanecen mientras que las hermosuras perecen”.

‘El estudiante’, una inspiradora película para saborear. Para buscarse en ella y localizar en qué punto estamos de nuestra propia historia. Porque habla inevitablemente de usted. Una cinta que aportará una reflexión distinta dependiendo de las velas que acarree el espectador. Muchas o pocas, la experiencia es altamente recomendable. Sobretodo para aquellos que siguen queriendo aprender y están dispuestos a enseñar. Para aquellos que siguen fieles a su camino, aunque los perros ladren.

Amigos y enemigos

Estoy muy contento con este rinconcillo nuestro. Escribir de, por y para el cine es muy divertido. Y muy agradecido. En estos cuatro meses de vida he recibido numerosos emails (aún estoy esperando el suyo) haciendo añadidos a alguna crítica, lanzándome algún reto y, por supuesto, criticando mi bendita ignorancia.

Por ejemplo, hace poco me escribió una muchacha indignada porque ella considera que ‘El libro de Eli’ es una gran película y que yo no supe coscarme de sus guiños y virtudes narrativas. Lo bonito del asunto, más allá de que siga pensando que la última de Denzel Washington es insufrible, es que llegamos a un acuerdo basado en la Ley Suprema de que ninguna opinión es tan valiosa como para sentar cátedra. El trato es que ella me va a mandar sus críticas de mis críticas y eso, la comunicación, es un éxito inconmensurable.

Entre los correos recibidos también valoro hasta el extremo el de un escritor -he de mantener el anonimato- que leyó la reflexión sobre Ágora y gustó en compartir conmigo la suya. A partir de ahí, hemos cruzado algún que otro párrafo más. Se pueden imaginar mi orgullo.

Lo último ha sido una fenómena que me ha sugerido ‘El estudiante’, una película mejicana del 2008 que desconocía por completo. Asegura que es preciosa y que podría estar escribiendo de ella durante semanas. No he dudado en recoger el guante y agenciarme con la cinta en cuestión (en breve hablaremos de ella).

Pues eso. Muy contento con todos ustedes. Sepan que mi correo electrónico será tremendamente hospitalario con todas sus sugerencias, menciones, insultos y, si los hubiera, halagos. En cualquier caso, gracias.