«¿Sabes cómo pilotar un avión?»

Henry está parapetado en el asiento trasero, su cabeza protegida por un gracioso a la par que elegante sombrero inglés y sus manos asidas al metal como si fuera un niño antes de montarse, por primera vez, en la montaña rusa. Claro que la situación no está para ponerse a otear el paisaje y disfrutar del paseo. Henry, en realidad, está nervioso. No le gusta volar y, mucho menos, cuando su hijo es el que pilota. «¿Sabes cómo pilotar un avión?», le pregunta a Indiana. «Volar sí. Aterrizar… No».

El otro día, justo antes de acostarme, vi lo del accidente de Harrison Ford. Estuve toda la noche dando vueltas en la cama, soñando con la idea de que, por la mañana, hubiera pasado lo peor. La pesadilla era como un episodio de ‘Black Mirror’: un mundo sin Indiana Jones. Horas más tarde, me levanté nervioso, miré el móvil y leí que estaba fuera de peligro. Y entonces me di cuenta de que había reaccionado como si Harrison Ford fuera un amigo íntimo o un familiar cercano. ¿Qué raro, no?

Una vez que estuvo fuera de peligro, las redes se llenaron de bromas e imágenes en las que el Halcón Milenario aparecía estrellado en el campo de golf. O, mi favorito, Chewbacca en la sala de espera de un hospital. Yo me acordé de la escena de ‘Indiana Jones y la Última Cruzada’, una de mis películas favoritas de todos los tiempos. De hecho, soy incapaz de imaginar el accidente de la avioneta con Harrison Ford pilotando. Yo veo a Indiana. O a Han Solo. ¿Un actor de 72 años? No. Es el héroe con el crecí.

Espero que Ford ‘aprenda’ a aterrizar pronto, porque aún le quedan muchos montones de chatarra que pilotar.

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Chris Pratt le roba la carrera a Harrison Ford

Pues sí. Ya está hecho. Disney quiere que Chris Pratt (‘Los Guardianes de la Galaxia’) sea su nuevo Indiana Jones y el mundo se ha vuelto loco. «¿Qué barbaridad es esa?», se preguntan unos. «¡Nadie podrá mejorar a Harrison Ford! ¡Es un insulto!», lamentan otros. Mientras tanto, los de Mickey Mouse y el actor han completado su oscuro plan para suplantar a Ford en todas sus películas y así conseguir lo que el universo entero teme: que nadie recuerde al intérprete original.

Estas son algunas de las escenas clave del plan Pratt-Ford de Disney:

Juego de Patriotas
Juego de Patriotas 

 

Indiana Jones
Indiana Jones 
Cowboys y Alienígenas
Cowboys y Alienígenas 
La costa de los mosquitos
La costa de los mosquitos  
Blade Runner
Blade Runner 
Armas de Mujer
Armas de Mujer 
La Guerra de las Galaxias
La Guerra de las Galaxias

PDT: No, en serio, ¡Chris Pratt mola!

No son ellos

Ayer, cuando leí quienes serían las nuevas cazafantasmas, me sentí defraudado. No es algo nuevo, pasa cada cierto tiempo, de manera cíclica: Hollywood me da un bofetón. No tengo nada en contra de Kristen Wiig (‘La boda de mi mejor amiga’), Melissa McCarthy (‘St. Vincent’), Leslie Jones y Kate McKinnon (ambas habituales de ‘Saturday Night Live’). Son graciosas, y tal. Pero, leche, ¿cazafantasmas? No sé yo…

El director de ‘Cazafantasmas 3’, Paul Feig (‘Cuerpos especiales’), tuiteó ayer una fotografía en la que anunciaba fecha: «El 22 de julio de 2016, ¿a quién vas a llamar?» Y tampoco me gustó. Es que no me parece un director con el suficiente carisma como para tomarle el relevo a Ivan Reitman… Demonios, ¡¿quién lo sería!?

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Y así, mirando las nubes, llegué a la conclusión: esto lleva pasando toda la vida. Y pensé en la cantidad de veces que he escuchado decir a ‘los mayores’ aquello de «las películas de antes eran mejor». Y las veces que uno de esos ‘mayores’ me miraba con ternura cuando le decía lo grande que era ‘Indiana Jones’ o ‘La Guerra de las Galaxias’ o, claro, ‘Los cazafantasmas’. ¿O es que no les suena? Sí, me molesta que se rehagan cientos de películas que estaban bien como estaban en vez de tener nuevas ideas. Pero, ¿quién es nadie para negar a un nuevo espectador una nueva vía de entrada?

Por cierto. Ayer también supimos que Disney ha preguntado por Chris Pratt (‘Los guardianes de la galaxia’) para interpretar una nueva versión de Indiana Jones. Y que en el mismo fin de semana que se estranará ‘Los cazafantasmas 3’, lo harán también la película de los ‘Power Rangers’ y la versión de Guy Ritchie (‘Sherlock Holmes’) del Rey Arturo… Como les decía, todo vuelve. No son ellos, somos nosotros.

 

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Raiders!

Siempre pensé que todos los amantes del cine sueñan con hacer su propia película. Algunos, los valientes, optan por formarse concienzudamente para, un día, por fin, llamarse cineastas. Tengo amigos que se dedican a algunas de las facetas de la profesión: Fotografía, Producción, Dirección y Guión. Lo curioso del asunto es que todos, sin importar la rama, comparten un maravilloso ‘tic’: la vida es parte de la película.

Es fascinante sentarse a tomar tapas con un guionista y descubrir cómo él, en realidad, está transcribiendo el diálogo de la mesa de al lado y toma notas sobre la anécdota que le cuentas para escribir un corto. El de foto mira por encima de las luces y se plantea cómo quedaría el local con un par de focos bien colocados y la cámara escondida tras la ventana. El director imagina la escena completa y el productor calcula cuánto valdría.

Los hay, cineastas digo, que ni siquiera conozco en persona, tan solo por redes sociales. Y, aún así, me transmiten una pasión constante por rodar y rodar. Es el caso del joven Pedro Pérez Martí, que sigue abriéndose paso con sus cortos ‘Método Inocente’ o ‘Tiempo de descuento’ (y el próximo que ya está a puntito de caramelo, directo al Notodofilmfest).

Todos mis amigos cineastas me recuerdan a los niños que en 1982 iniciaron el rodaje de ‘la película fan’ más grande de todos los tiempos: ‘Indiana Jones: En busca del Arca Perdida – La adaptación’. Los dos mozalbetes se pasaron siete años (¡siete!) recreando escena a escena la cinta original de Steven Spielberg. El productor de ‘Napoleon Dynamite’ (Jared Hess, 2004) ha decidido contar en un documental los entresijos de tan apasionante trabajo con el documental ‘Raiders!: The Story of the Greatest Fan Film Ever Made’.

Me encantan estos documentales.

Sin duda, el título es merecido para estos niños y para todos los valientes que viven de las películas: Raiders.

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El contagio

En las calles aún resuena el grito de victoria: no todos los días se vence a una profecía maya. ¿Se imaginan que hubiera sido verdad? Lo de los números perversos, el 21 de diciembre y todas esas pamplinas apocalípticas. ¿Saben? A veces pienso que, tal vez, necesitábamos ese final. Como en las películas, cuando pasa algo terrible e insuperable -como el fin del mundo-, pero, de una manera extraordinaria y sorprendente, los protagonistas salvan el día y conquistan una nueva esperanza.

Salgan a la calle y miren a su alrededor: estamos hundidos. La economía nos sobrepasa, pasamos las horas como habilidosos funambulistas concentrados en dar el siguiente paso dentro del fino hilo que sostiene el debe y el haber. No levantamos la vista del suelo, dejando desprotegido el cogote y facilitando el camino a la siguiente colleja traicionera. ¿Y si, como en Indiana Jones, ha llegado el momento de hacer un salto de fe y caminar por el hilo con la mirada bien alta, al frente, orgullosa?

Este 2012 ha sido un año muy difícil. Seguro que le ponen cara a la desgracia, que aún les sabe la boca amarga. Nadie se libra, y eso no es ningún consuelo. Pero no perdamos la esperanza. Hace poco, en una entrevista, un escritor me decía que ‘El Hobbit’ sería un éxito de taquilla no porque fuera una buena o mala película, sino porque la gente recurre a la fantasía para iluminar la realidad. Y repetía una y otra vez: “La imaginación es la clave, la imaginación nos ilumina, abre puertas, enseña el camino”.

El otro día, un amigo confesaba en Facebook que, tomando café, había leído una frase de Lorca en el sobre de azúcar que le pareció un magnífico tamtra: “El más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida”. Lo curioso es que en la última semana he visto esa frase repetida por todas partes, a diferentes personas, en momentos y formatos distintos. Y pienso: ¿es posible el contagio?

2013 debe empezar como el clímax de una película tremendista, como el día después del fin del mundo, como un resurgir que ordene la mirada, un salto de fe, una creencia irracional en nosotros y en la imaginación como salida. No pierdan la esperanza, aún nos queda lo mejor. Salto de Eje les desea un contagioso 2013. Feliz año.