Kick-Ass 2: con un par

La noche era más segura con los calcetines por encima del pijama. Vigilábamos el pasillo con el sentido arácnido afilado y la destreza sobrehumana en tensión. Nadie sabía qué misterios podía esconder la cortina del pasillo, las sombras de la cocina o las cajas que se apilaban bajo el somier de la cama. Si alguna vez fueron héroes por accidente y pensaron, con toda lógica, que ser superhéroe era una vocación por descubrir, entenderán por qué Dave Lizewski (Aaron Taylor-Johnson) decidió ponerse la máscara de Kick-Ass.

Digamos que si ‘Kick-Ass’ (Matthew Vaughn, 2010) fue la humanización de Spiderman, ‘Kick-Ass 2: con un par’ lo es de Los Vengadores -o La Liga de la Justicia-. La historia (guiada siempre bajo los parámetros del fantástico cómic original de Mark Millar y John Romita Jr.) retoma donde lo dejamos hace unos años, siguiendo una estela similar a la evolución de las redes sociales. En 2010 teníamos Youtube, la herramienta que hizo famoso al héroe de barrio Kick-Ass, y en 2013 tenemos Twitter y Facebook, con las que buscar seguidores, amigos y pandillas de superhéroes.

La aparición de Kick-Ass hizo que otras personas decidieran salir a la calle para seguir su ejemplo. Conoceremos al Doctor Gravedad, a Battle Guy, al Coronel Stars (Jim Carrey) y a Zorra Nocturna, entre otros miembros de ‘Justicia Para Siempre’, el equipo de enmascarados que velarán porque el retorcido ‘Hijo Puta’, antes conocido como ‘Bruma Roja’, no destruya la ciudad con su temible grupo de villanos. Y por supuesto está ‘Hit-Girl’ (Chloe Moretz), que merece su propia película.

Jeff Wadlow, su director, tenía un reto formidable: mantener el pulso de Vaughn y demostrar que, pese a su falta de experiencia, podría solventar la secuela. Wadlow cumple (el estudio le ha confiado ‘X-Force’, nueva saga de los ‘X-Men’) y nos regala una entretenida y gamberra película que combina por igual tortas al ejército fan de ‘Crepúsculo’, Justin Bieber y ‘One Direction’ con guiños cómplices a los lectores de cómics. Humor y violencia muy explícita hilvanados con mucho tiento. Difícil no ponerse los calcetines por encima al llegar a casa.

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Día del Orgullo Friki

Friki. Habla la Real Academia de la lengua Española (RAE): «1. Extravagante, raro o excéntrico. 2. Persona pintoresca y extravagante. 3. Persona que practica desmesurada y obsesivamente una afición». Es curioso. Hace unos años, no tantos, la palabra ‘friki’ era un insulto velado. Puede que el significado literal fuera el mismo, pero se pronunciaba con cierta malicia bífida. Los autoproclamados ‘guays de la sociedad’ –esos que brillaban más en la pista de la baile, metían goles por la escuadra y vieron en directo a la niña de Ricky Martin– señalaban con el dedo índice a los que intercambiaban cromos de ‘Oliver y Benji’, conseguían un perfect contra Sagat haciendo un shoryuken y repetían de memoria los diálogos de ‘La Guerra de las Galaxias’. Y decían «bah, frikis».

Varias generaciones crecieron varados a una línea que sesgaba las dos opciones: con ellos o con nosotros. Friki o normal. Normal. Piensen por un momento en la cuestión. Dediquen un segundo de este 25 de mayo a hacer la siguiente pregunta: ¿soy normal? Venga, sean sinceros. Busquen. Rebusquen. ¿No hay nada que les haga especiales? ¿No tienen una pasión, una devoción, una curiosidad infinita por algo?

Sí, amigo: es raro. Usted es raro. Y, según la RAE, usted es, por tanto, friki. Felicidades.

Hoy celebramos el ‘Día del orgullo friki’, nuestro día. El suyo y el mío. Pero no lo celebramos porque ahora sea un concepto cordial, de igualdad y fraternidad. Que también. Lo celebramos por los que cada día optan por creer en ellos y no en las estadísticas. Por los que son críticos con los supuestos y las tendencias mundiales. Por los que ven más allá y luchan por una idea que aún no se ha comprendido. Por los que creen en la teletransportación, los viajes espaciales, los androides domésticos y en Sheldon Cooper. Por los que mantienen la vocación, pese al paro. Y por todos los que hoy siguen siendo tachados por raros entre los raros y que están llamados a ser los líderes del mañana.

«Los cómics estaban equivocados. No era necesario un trauma, anillos mágicos o rayos cósmicos para hacer un superhéroe. Sólo la combinación perfecta de optimismo e ingenuidad» (Mark Millar, Kick-Ass)

Kick-Ass

El otro día vi el trailer de ‘Kick-Ass’ en la televisión y, por primera vez en mucho tiempo, debo reconocer que coincido plenamente con la descripción del narrador: “la mezcla perfecta entre ‘Supersalidos’ y ‘Kill Bill’. Aunque falta un elemento vital en el trabajo de Matthew Vaughn: los héroes del cómic.

‘Kick-Ass’ es una divertidísima película que exige un espectador lo suficientemente racional como para no esperar trajes de lycra y efectos especiales a cascoporrillo. El sentido del film está en una lectura más íntima, más profunda, del mito del poderoso. De aquél que es capaz de hacer cosas sobrehumanas para ayudar a otros -los débiles, las víctimas, nosotros- a sobrevivir en un mundo repleto de males de todos los tamaños.

Dave Lizewski es un adolescente que pasa sus días a caballo entre el instituto y la tienda de cómics. Un día, decide seguir vocación más visceral y compra por Internet un traje de superhéroe. Jugará con él, lo vestirá debajo de su ropa de calle y soñará con salvar a bellas jovenzuelas en los oscuros y angostos callejones de Nueva York. Por casualidad, presenciará cómo dos matones de su barrio intentan robar un coche y él, ataviado con las mayas, les obliga a parar. Así empezará su aventura como personaje de cómic, que ganará fama cuando un vídeo suyo se convierte en uno de los más vistos de Youtube.

Kick-Ass es, posiblemente, una de las películas que mejor describen el mundo del héroe. Su mezcla ácida de humor negro y sangrienta violencia tarantinesca, enamorará a los amantes del género, sin duda. Aunque las miras de la película no se conforman con ofrecer un producto ‘friki’ para lectores de cómic. Los ajenos disfrutarán con dos horas de puro entretenimiento aderezado con un mensaje que bien vale una reflexión: “Los héroes no existen en el mundo real, pero los malos sí. ¿Nadie se ha planteado convertirse en Spiderman?”

En el plano de los actores, especial mención a Chloe Moretz, niña que interpreta a ‘Hit-Girl’ con una de las escenas de acción más fascinantes de los últimos años.

Orgullo Friki

La historia de hoy sucedió cuando los Walkmans eran un invento del futuro y Tenessee, un grupo de referencia en el panorama musical. Paseaba con mi hermano mayor hacia Flash, la que por aquel entonces era ‘la’ tienda de cómics de Granada. Ninguno de los dos, acordes a nuestras tempranas edades, éramos el portento físico que somos ahora. Así que, cuando el tipo de la bicicleta se nos acercó para exigir la tarifa de “veinte duros”, la opción ‘batalla campal’ no nos ponía en el puesto de favoritos.

Recuerdo a aquel hijo de puta como si tuviera su fotografía colgada en la pared. Postró su bicicleta roja delante de nosotros, impidiéndonos el paso. Era moreno, con el pelo corto y tenía la lengua rasgada. Al principio, intentó ser simpático: “Anda, el dinero”. Pero al ver que nos empecinamos en la negativa, optó por ser agresivo. Entonces fue cuando dobló la lengua fuera de la boca y mostró aquellas desagradables llagas, mientras amenazaba con el puño levantado.

Inspirado por otros Hidalgos mata gigantes y una década de vida regada con superhéroes de cómic, opté por hacer lo que luego, años más tarde, más consciente, no sería capaz de repetir: “¡Que te vayas a la mierda!” Grité y empujé la bicicleta de aquél desgraciado imberbe que nos había estropeado la tarde. Quiso la casualidad que, justo cuando el mamón cargaba el brazo para iniciar su venganza, pasara por su espalda un adulto que le llamó por su nombre. El soplapollas, al ver que había sido descubierto por un conocido, sonrió a su colega, se despidió amablemente de nosotros, como si fuéramos sus primos, se subió a la bicicleta y huyó.

Lo injusto del mundo real no es que no existan los superhéroes. Es que sí lo hagan los villanos. El planeta está infestado por imbéciles sin escrúpulos que cuentan con medios sobrehumanos para llevar sus vilezas a la calle. Es como el anormal que le dio una paliza a la joven inmigrante del tren de Barcelona, hace poco más de un año. ¡Nadie hizo nada! Y eso no es justo.

Cada día, un nuevo tipo con llagas en la lengua cruza su bicicleta delante de un indefenso. La pregunta es, ¿por qué soñamos con convertirnos en Paris Hilton o David Bisbal y no en Spiderman? Este fue el primer recuerdo que despertó ‘Kick-Ass’ (Matthew Vaughn, ‘Stardust’), una película que versiona al cómic del mismo nombre y que se estrena oficialmente el 4 de junio (el pasado fin de semana hubo preestreno en varios cines españoles). Un recuerdo perfecto para el día del orgullo friki.

Desestrenos

La involución del estreno es un tema que me apasiona. Da para una más que interesante tesis doctoral. Mientras que las grandes compañías e imponentes cerebros del país –alguno habrá- se desviven por conseguir una fórmula matemática que resuelva el problema de la piratería (englobamos descarga de películas, streaming y demás innovaciones), las distribuidoras de cine nos toman el pelo. A ver, si no queréis que me baje una película, por lo que más queráis, ¡no tardéis seis meses en estrenarla!

Oigan, que no les hablo de un hecho aislado. “Ponga ejemplos, señor Cabrero”. A mandar, señora: Este viernes se estrena ‘Fantástico Mr. Fox’, una película que viene reabaladísima por la crítica mundial. Dicen que la nueva de Wes Anderson (‘Los Teenembaums’, ‘Life Acuatic’) es “una genialidad estimulante”. Se estrenó el 25 de noviembre de 2009 y fue nominada a los Oscar. Como Sandra Bullock, que ganó el Oscar a mejor actriz por ‘The Blind Side’ y, por aquí, ni la olemos.

La semana pasada se estrenó ‘Kick-Ass’ en EE.UU., versión cinematográfica del cómic que llegará a nuestras pantallas en agosto. Pero para hablar de frikadas tenemos ‘Fanboys’, una cinta que trata de cómo cuatro adolescentes roban ‘Star Wars Episodio I: La amenaza fantasma’ del rancho de Skywalker, antes de su estreno mundial. Ya la pueden comprar en blu-ray por Internet. Igual que ‘Crank 2’ (sí, qué pasa; la primera Crank es un clásico del absurdo y la acción), que pese a haber estado anunciada en las salas españolas, salió directamente en deuvedé.

‘Alicia en el País de las Maravillas’ sale en 20 días a la venta en Blu-Ray y dvd, cuando aún estará –previsiblemente- en las destacadas de nuestra cartelera… ¿Qué implica todo este retraso de fechas? Pues que algún pecador pueda estar tentado de pinchar en ‘descargar’ la película en cuestión. Y no en una calidad malucha, grabada en el mismo cine con una cámara cutre. No. En Alta definición. ¿Ninguna distribuidora piensa que si nos sentimos ignorados vamos a buscar la forma de no estarlo?