El día que compramos las entradas de Star Wars

Llegamos al Cine Neptuno a las 11:30 horas del 20 de agosto de 1999. Nosotros y otro buen puñado de frikis, al menos un centenar, ansiosos por comprar nuestras entradas para ‘La amenaza fantasma’. El goteo fue constante y viral, como un resfriado en una guardería. Lo que al principio era una tímida avanzadilla, terminó convirtiéndose en una enorme cola que daba la vuelta a toda la planta del centro comercial. De la taquilla a los recreativos y vuelta a empezar. Cientos y cientos de amantes de la saga -niños, jóvenes y viejos-, agolpados hombro con hombro, intentando estabilizar la emoción de volver a ver nuestra película en el cine: La Guerra de las Galaxias.

Esa escena, claro, se repitió por todos los cines de España.

Hoy han salido a la venta las entradas para ‘Star Wars, Episodio VII: El Despertar de la Fuerza’. Miles de personas comprando por Internet, a toda velocidad, sus entradas para el día 18. Eligiendo butacas. Tuiteando el momento. Haciéndolo saber por Facebook. En esas estaba cuando me he dado cuenta de que esto, lo que estamos haciendo hoy, es la ‘remasterización’ de aquel día de hace 16 años. Hoy los frikis empezamos a hacer cola, como el 20 de agosto de 1999.

Y me encanta ser parte.

He visitado la hemeroteca de IDEAL y me he encontrado con algunas fotos de Granada, Almería y Jaén que valen su peso en oro. ¿Estuvieron allí? Yo sí.

Y menuda sorpresa me he llevado cuando me he visto en una de las fotos que publicó el periódico en el que, años más tarde, escribiría.

ESPERANDO UNA AMENAZA FANTASMA
Colas en el Cine Neptuno para comprar entradas de La Amenaza Fantasma. Yo estoy ahí (pero no soy el que está haciendo la peseta…)
ESPERANDO UNA AMENAZA FANTASMA
Más colas en el Neptuno de Granada.

 

JOVENES ESPERANDO PARA VER LA PELICULA EPISODIO 1 EN EL CINE IMPERIAL DE ALMERIA.
Colas en Almería
JOVENES SACANDO ENTRADAS PARA VER LA PELICULA EPISODIA 1 EN EL TEATRO CERVANTES DE ALMERIA.
Colas en Almería
La primera entrada que se vendió en Jaén
La primera entrada que se vendió en Jaén

El ataque fantasma

Quiso la casualidad que realidad y ficción se dieran cita con el título de aquel prometedor regreso de George Lucas al universo de Star Wars: ‘La amenaza fantasma’. Ciertamente, las argucias políticas del senador Palpatine y de su pupilo Darth Maul por oscurecer las bondades de la república interestelar eran una amenaza para la estabilidad de los alderaanos, los dueños de una pequeña granja en Tatooine y para el resto de criaturas que disfrutaban del equilibrio de la Fuerza. Pero, amigos de los wookies, la auténtica amenaza nacía más allá de la ficción, en el mundo real: fue la primera gran película en piratearse.

Recuerdo con claridad meridiana cómo se me salían los ojos de las cuencas cuando vi, entre las carátulas del videoclub, ‘La Amenaza Fantasma’. Aún no se había estrenado en el cine y, pese a que corría el rumor de que ya estaban rulando por el mercado negro, no terminaba de creérmelo. Pero claro, aquel cedé era una prueba irrefutable. Tres días más tarde -y hablamos, por cierto, de un par de meses antes del estreno oficial en España- apareció en mi casa, por vías más misteriosas que el nacimiento de Anakin -en serio, no hemos profundizado suficiente en el tema “nació de los midiclorianos”… ¿qué chorrada es esa?-, una copia de la cinta. Nos advirtieron de que la calidad era regulera, que era una copia de una copia de una copia que un tipo hizo con una cámara doméstica en un cine de Michigan. A saber. El caso es que pasamos 60 días mirando el disco, imaginando que un Yoda ausente nos animaba a no darle al play: “Tentaciones has de luchar, calidad jedi disfrutarás en una gran sala podrás. El lado pirata es más rápido, más cómodo, más fácil, ¿pero más poderoso? No”.

Lo conseguimos. Compramos las entradas una semana antes y nos fuimos a hacer cola a las diez de la mañana de un fantástico y soleado viernes. Pasamos seis horas rodeados de un ejército friki que se agolpaba a las puertas de la sala. La mayoría de los presentes -al menos, los que pudimos escuchar- se jactaba de su honradez y nobleza al no haber visto aún ‘La amenaza fantasma’. Todos, de hecho, la teníamos esperando en casa para, muy probablemete, volver a verla en cuanto saliéramos del cine.

Diez años más tarde, esa pasión ha muerto. Y, donde algunos ven sangre y megaupload, otros vemos la dejadez de un negocio que maltrata a los espectadores, que llora por las pérdidas de las descargas y carga contra las posibilidades que ofrece Internet. ¿Qué aprendimos de todo aquello? Una palabra: Screener. Y una verdad: el lado oscuro se extendió.

Una conmoción en la fuerza

Se conoce que, cierta mañana de otoño, George Lucas se resbaló en la ducha, golpeando su cabeza contra la mampara y provocando una conmoción en la fuerza que alteró el destino del universo. Y de los gungans. El director reunió a los caballos, cerdos vietnamitas y gallos del Rancho Skywalker para organizar el que sería su más grande y ambicioso proyecto: La primera trilogía de Star Wars. Urdió un plan maquiavélico para que las películas gozaran de una vida eterna, no gracias a su calidad, cuestionable, sino a un perfecto sistema de republicaciones basadas en el ansia viva del consumidor friki: “Amigos del rancho -dijo, Lucas-, ¿qué os va a que vendo las películas, por lo menos, seis veces?”

El corral, estupefacto, no entendía cómo era posible que una misma película pudiera venderse tantas veces. ¡Y seguir sacando dinero! Así que, muy comedidos, le expresaron al genio creador que, tal vez, se le estaba yendo la cabeza cual morador de las arenas en una piscina cubierta. “No, amigos, nada de eso -respondió-. Primero la estrenaré en el cine, las venderé por separado en VHS y DVD, luego las venderé en un pack de todas las películas nuevas en DVD, luego en un pack de todas, las antiguas y las modernas en DVD, luego, según me dicen mis instintos jedis, la venderé en un formato llamado Blu-Ray, por separado y todas juntitas. Y, para terminar, lo mejor…”

¿Lo mejor, lo mejor? Preguntaban los inquilinos del rancho, más curiosos que una tropa de jawas en un Mediamarkt. “¡Las volveré a estrenar en el cine…en tres dimensiones!” La cabeza les rodó como a Jango Fett por le puerto espacial. El estómago se les revolucionó como aquella vez que el Sarlack estuvo en un self service de Pizza Hut. Las pupilas se tornaron en créditos del imperio al son de la cantina de Moss Eisley. El culo, más torcido que la vez en que Yoda contó un chiste. ¡Bravo, Lucas!, gritaban.

¿Cómo? ¿Que menuda chorrada acaban de leer? Pues que sepan que lo peor es que no debe distar mucho de la realidad. El próximo mes de febrero se reestrena ‘La Amenaza Fantasma’ en 3D. ¿No me digan que no es como para congelar en carbonita a George?