Oscars 2012: padres y maestros

Los Oscars de 2012 rendirán pleitesía, sea cual sea el veredicto, a los padres y maestros de las historias. Cuatro candidatas a triunfar, películas excelentes en forma y fondo, recorren un camino de vuelta en medio de una crisis de ideas y una lacra de originalidad extendida como una plaga bíblica.

‘The Artist’ hace del silencio su música y del blanco y negro su coreografía en un baile preciosista y mágico por los primeros pasos de un cine que suplicaba innovación. Dos horas justificadas en un minuto final prometedor.

‘La invención de Hugo’ es una oda a las historias que nos abrieron los ojos siendo niños, con especial atención a ese lugar donde se crean los sueños que explica con tanta ternura Ben Kingsley en la que será, probablemente, una de las escenas más emotivas del año para los amantes del cine.

‘Medianoche en París’ es la reunión de románticos a la que Woody Allen no pudo asistir por nacer demasiado tarde. Dalí, Elliot, Hemingway o Buñuel, los colegas con los que el neoyorkino nunca se pudo emborrachar y así, con naturalidad, poder haberles dicho a la cara, con sinceridad etílica: os debo la vida.

Y la vida, en cualquier sentido, es la obsesión de Terrence Malick. ‘El árbol de la vida’ reconoce las bondades y las miserias del hombre, entendido como el resultado alquímico de ciencia y fe. Quizás, el reconocimiento más ambicioso a la primera historia.

Como le diría Isabel a Hugo después de ver a Harold Lloyd trepar por el reloj de Buster Keaton: “Gracias por el cine”.

La inversión de Hugo

Ayer estuve leyendo las revistas de cine de febrero y consiguieron crear un deseo irrefrenable de ver una película que se estrenará el próximo día 24. He de confesar que, cuando vi el cartel promocional, allá por abril o mayo de 2011, consideré que la única explicación razonable para que Martin Scorsese dirigiera un film que parecía una chorrada tipo ‘Viaje al Centro de la Tierra en 3D’, era que chocheaba. Unos meses más tarde, en julio tal vez, disfruté como un enano con cada escena que el trailer nos dejaba imaginar. Un cosquilleo parecido al que recorrió mi espalda la primera vez que entré a la librería del señor Koreander. Entonces supe que tenía muchas papeletas para ser una de esas joyas fantásticas que reconcilian a niños y adultos.

Setenta días después, el 10 de octubre de 2011, se estrenó en EE.UU ‘Hugo’ y, desde aquel día, la promesa de Scorsese creció a pasos de gigante. De repente no era una chaladura para sacarnos los cuartos, sino una de las grandes favoritas al Oscar. Los críticos no dudaron en convertirla en la película revelación del año, describiéndola como un canto al cine, al arte y al corazón de las historias. El paso de las semanas y el boca a boca sentó de escándalo a la taquilla y ‘Hugo’ sumaba, sin freno, alabanzas, éxitos y salas a rebosar.

Luego vinieron sus nominaciones a los Globos de Oro, el premio a mejor director para Scorsese y las 11 candidaturas al Oscar… Y aquí estoy, cuatro meses después de su estreno en Estados Unidos, buscando la manera de entretener el hambre hasta que llegue el 24 de febrero, fecha en la que llegará ‘La invención de Hugo’ a nuestras pantallas.

Yo sé que me pongo pesado con el tema. Pero mucho cerrar páginas webs, mucho Megaupload, mucho concienciar, pero la verdad es que las películas llegan con un ritmo ridículo. Por curiosidad, comparen fechas: ‘Moneyball’, ‘Los idus de marzo’, ‘Los descendientes’, ‘J.Edgar’, ‘Warrior’, ‘Los Muppets’, ‘Young Adult’, ‘Tan fuerte, tan cerca’…

Por cierto, ‘Hugo’ ya tiene fecha de lanzamiento en DVD y Blu-Ray:el 28 de febrero. No digo ná y lo digo tó.