Lobezno: Inmortal

Lobezno nos cae bien. Su entrada en el mundo del cómic como un secundario, como un héroe de alquiler al que nadie debía prestar mucha atención, consiguió el efecto contrario: todos nos interesamos por la pequeña bestia de garras de adamantium. Quizás fue su sinceridad animal. Tal vez su carismática indiferencia. O, incluso, lo conscientes que fuimos desde el principio de que él sería siempre -siempre- un perdedor. Un perdedor inmortal.

Hugh Jackman cambió ciertos elementos clave del mutante de Marvel. Digamos que lo estilizó, que lo convirtió en una figura popular. Pese a las reticencias iniciales, Jackman ha construido un personaje que habita un universo paralelo al del cómic y que, a su manera, también encandila. Su primer spin-off, ‘X-Men Orígenes: Lobezno’, fue, junto a ‘X-Men: The Last Stand’, lo peor que se ha visto en el cine mutante. Dos cintas tan vacías, tan anodinas, que era difícil suponer que ‘Lobezno: Inmortal’ iba a ser un producto decente. Y lo es.

Descubrimos a un Logan barbudo y asilvestrado, viviendo bajo puentes y cazando en el bosque para sobrevivir. Un auténtico lobezno atormentado por la muerte de Jean Grey, sin un objetivo vital. Todo cambia con la llegada de Yukio (Rila Fukushima), una mutante que le invita a visitar la casa de su maestro, en Japón. El resto de la trama cabalga entre el thriller de espionaje a lo James Bond y la acción samurái que despliega el escenario.

Inspirado en el cómic ‘Lobezno: Honor’ (Chris Claremont y Frank Miller), James Mangold (‘El tren de las 3:10’) dirige una película con más ambición y aciertos que su predecesora. Sigue pecando de males que parecen ir pegados como lapas al género del cómic: la mujer ‘explosiva’ que es mala, el robot gigante para el final, el abuso de flashbacks… Sin embargo, hay un resultado final noble, entretenido y con escenas de acción épicas.

Y, por supuesto, para los amantes del más difícil todavía, está la escena tras los títulos de crédito. Una prueba de que este Lobezno está más cerca de ‘X-Men: Primera Generación’ (Matthew Vaughn) y de la inminente -y esperadísima- ‘Días del Futuro Pasado’.

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El efecto Nolan

Darren Aronofsky y Christopher Nolan son dos directores que me apasionan. Ambos son paradigma del cine más original e independiente dentro del ámbito comercial. Sus películas siempre resultan imaginativas, inspiradoras y repletas de segundas lecturas. Nolan, que venía de rodar cintas como ‘Memento’, sorprendió a propios y extraños con su versión de Batman. Aficionado al cómic y al personaje por su oscurantismo y su halo de misterio, dotó al dueño de industrias Wayne de una perspectiva inédita: nada de onomatopeyas sobreimpresas en pantalla ni ‘battarjetas de crédito’ (George Clooney, no te olvidamos). Sólo el mito.

Al igual que Batman, Lobezno es otro de los personajes más queridos en el mundo del cómic. Precisamente por eso, por su doble moral, su actitud solitaria y los terribles fantasmas que se ciernen sobre su conciencia. Ambos héroes gozan de características muy literarias que el cine había desplazado en pos del espectáculo.

Pues bien. Darren Aronofsky (‘La Fuente de la Vida’, ‘Réquiem por un sueño’, ‘El Luchador’) será el director de ‘Lobezno 2’. Teniendo en cuenta la basura palomitera que fue la primera entrega, situar a un cineasta considerado ‘de culto’ detrás del invento tiene su explicación. Dos puntos clave: Hugh Jackman, el prota, ha insistido hasta la saciedad para que sea Aronofsky el elegido; rodaron juntos ‘La Fuente de la Vida’ y desde entonces se llevan rematadamente bien. Y el efecto Nolan, a saber: Haces una película digna de un héroe archiconocido con millones de fans dispuestos a dejarse la pasta en la taquilla del cine, recaudas una barbaridad y sacas dinero para rodar cualquier otro proyecto personal (en el caso de Nolan, ‘Origen’ o ‘El Truco Final’, por ejemplo)

Por cierto, sumen a la calidad del director la del guionista: Christopher McQuarrie (‘Sospechosos habituales’). Ya tengo ganas de ver a Lobezno paseando por Japón… Mientras que eso llega, nos conformaremos con ver el próximo estreno del director: ‘Black Swan’, con Natalie Portman, que está al caer.