Perturbaciones en la Fuerza

Disney ha comprado LucasArts por una cantidad impronunciable. George Lucas y Kathleen Kennedy se hermanan con Pixar y Marvel, dejando todo su legado en manos de los amigos de Mickey Mouse. El primer movimiento ha sido anunciar que el Episodio VII de Star Wars llegará en 2015 y que será el inicio de una nueva trilogía. Sin entrar en valoraciones personales, otras perturbaciones en la Fuerza que podrían suceder de ahora en adelante:

1. ¿Está Joss Whedon (‘Los Vengadores’) más cerca de escribir y dirigir uno de sus sueños confesos, Star Wars? ¿Lo hará J. J. Abrams? ¿Sustituirá Michael Giacchino a John Williams?

2. ¿A cuántos ejecutivos se les ha ocurrido ya que en la próxima entrega de Indiana Jones aparezca Chris Hemsworth y Robert Pattinson? ¿La dirigirá Jerry Bruckheimer?

3. ¿Volverá Jennifer Connely a huir de David Bowie en una secuela de ‘Dentro del Laberinto’? ¿Habrá un remake en 3D con Kristen Stewart y Justin Timberlake?

4. ¿Veremos a ‘Howard el Pato’ protagonizar su serie de videojuegos y, posteriormente, una trilogía cinematográfica coprotagonizada por Johnny Depp?

5. ¿Aprovecharán el tirón de ‘El Hobbit’ para recuperar ‘Willow’ de su letargo ochentero y convertirlo en su particular apuesta por la otra Tierra Media?

6. ¿Cuánto tardarán en realizar la tercera entrega de Los Ewoks? ¿Haría Pixar una película de Los Ewoks? ¿Cuántos peluches venderán de Los Ewoks?

7. ¿Empezarán los wookies a hablar?

8. ¿Será Disney el acicate que necesitaba LucasArts para escribir el guion de ‘La Maldición de Monkey Island’, ‘Maniac Mansion’, ‘El Día del Tentáculo’, ‘Sam & Max’, ‘Full Throttle’, ‘The Dig’ y ‘Loom’?

 

Capitán América: El primer vengador

El día que Marvel decidió ajustar cuentas con la realidad fue un mal día para el Capitán América. El mundo más allá de las viñetas se desmoronaba con ataques terroristas, ciudades sumidas en el caos, guerras indeseadas e inocentes que no fueron salvados en el último momento. Los héroes debían cumplir con un ERE ejemplar, profético, que encabezaría la imagen indiscutible, el líder del, digamos, comité de empresa: Steve Rogers, el Capitán América. Así, unas páginas más tarde, el gran héroe yanki moría, desangrado como uno más, por un disparo furtivo, cobarde, en el costado.

‘Capitán América: El primer vengador’ cuenta la transformación de Steve Rogers (Chris Evans), un endeble joven de aspiraciones imposibles, en el icono del nuevo mundo que se forjaba, a golpe de bala y cañón, en la Segunda Guerra Mundial. Gracias a una fórmula extraordinaria, Steve se convierte en el primer súper soldado que se enfrentará a las hordas de Hitler en Europa y, de paso, al temible y eterno Cráneo Rojo (Hugo Weaving).

Joe Johnston (‘El hombre lobo’, ‘Rockeeter’) dirige una correcta película de aventuras, enmarcada en los cánones clásicos del género: riesgo, acción a raudales, humor, numerosas localizaciones y grandes batallas finales. Un divertimento digno, bastante más aceptable que el ‘Thor’ de Kenneth Branagh, y en dura liza con los Iron Man de Jon Favreau. Pero, al fin, un trámite protocolario a la gran esperanza de Marvel: ‘Los Vengadores’, el filme que dirigirá Joss Whedon (‘Serenity’) y que reúne, en una misma pantalla, a todos los héroes del club.

Quedé gratamente sorprendido con la actuación de Evans como Capitán América, actor que, a priori, no me daba el perfil en absoluto y que no sale mal parado del invento. El gran acierto, sin embargo, es el buen hacer de Johnston tras la cámara para recrear el ambiente de época, tanto en el guion como en la narración visual. Por cierto, fantástico el momento musical; tan americano.

Creo que los aficionados del cómic encontrarán algo de ese Capitán América original y, también, del que recibirá, años más tarde, un balazo impensable. Los no iniciados seguro que se divertirán.

 

X-Men: Primera Generación

Primero pensé que ‘X-Men: Primera Generación’ era la historia que todos los fans de Star Wars esperábamos ver entre Obi-Wan Kenobi y Anakin Skywalker. De hecho, no me cabe duda de que la película de Matthew Vaughn (‘Kick-Ass’, ‘Stardust’) es el mejor filme de jedis de los últimos veinte años. Luego di gracias al cielo y a los productores de Hollywood que dieron un presupuesto ridículo a la película -“¿superhéroes en los 60, qué locura es esa?”-, porque nos han ahorrado estupideces en 3D y han favorecido un derroche de imaginación que se sustenta en el corazón del celuloide: un gran guion. Y, por fin, con unos títulos de crédito tan vistosos como el resto del metraje, lamenté no tener diez años para poder ir al parque a jugar a que soy un mutante. Repámpanos, qué divertida es.

Después de una tercera entrega mediocre y un ‘Lobezo’ innecesario, ‘Primera Generación’ es un soplo de aire fresco. No es un ‘remake’, no es un ‘reboot’ ni una entrega más de una franquicia. Es una delicia. Charles Xavier (James McAvoy) y Erik Lehnsherr (Michael Fassbender) tenían un destino: forjar una amistad y liderar los dos bandos opuestos de una gran guerra. ‘X-Men: Primera Generación’ relata cómo se conocieron y las razones que llevaron a ambos a tomar rumbos tan opuestos.

La última de Marvel (inconmensurablemente mejor que ‘Thor’; y probablemente que cualquier otra de la casa) mezcla intriga y suspense -casi al estilo James Bond- con acción y aventura, todo sazonado con una estética de cómic muy bien traída. Además, Vaughn no cae en el error de ignorar al resto de secundarios y convertirles en meros maniquíes que posan junto a los protagonistas -con la excepción del español Álex González, que no dice una palabra-.

La cinta hará las delicias de los lectores del cómic y de cualquier espectador que quiera pasar un buen rato. Porque, quizás, el éxito de ‘X-Men’ sea superar esa difícil línea que separa el cine de entretenimiento de una gran película. Me voy a repetir, pero allá va: con el presupuesto de ‘Piratas del Caribe 4’ hacemos diez ‘X-Men: Primera Generación’. ¿A qué estamos esperando?

El Dios del Trueno

Lo que me apasiona de Thor es que es el único superhéroe para el que ser un astro entre los hombres es una humillación. Mientras que Superman se ríe de toda la humanidad tras la vulgar apariencia de Clark Kent (Bill dixit), todo el universo mira entre carcajadas al mismísimo hijo de Odín, desterrado a una tierra poblada por seres inferiores. Thor no es un héroe, es un Dios.

Marvel creó Thor para competir con las novelas y cómics de fantasía que arrasaban los quioscos en 1960. La mitología de la capa y la espada, a priori tan alejada de las temáticas nucleares, futuristas y tecnológicas de las que hacían gala Spiderman, Los Cuatro Fantásticos, Hulk o Iron Man, no enganchaban con este público. La idea era simple: llevar la mitología al universo Marvel. Y viceversa. ¿Cómo conseguir que el auténtico Dios del Trueno luche contra las inmundicias de La Tierra?

Su primera aparición fue en la revista ‘A journey into Mistery’, en la que el doctor Blake encontraba, a lo largo de 13 páginas, el místico martillo Mjölnir que otorgaba grandes poderes a su portador. Durante 40 años fueron muchos los que se encontraron con el arma: el obrero de la construcción Sigurd Jarlson, el arquitecto Erick Kevin Masterson y el paramédico Jake Olson.

En la última década los guionistas de Marvel han ido incorporando una serie de pecados que ‘humanizaban’ a los héroes -sobre todo después del 11-S-. La saga ‘Ultimate’ convirtió a Iron Man en un alcohólico y al Hombre Hormiga en un maltratador, por ejemplo. A Thor le otorgaron el orgullo del que se sabe superior, la prepotencia del que no valora la vida ajena; olvidando la historia del hombre que gana superpoderes. Él es un Dios.