Megaupload

Me parece vergonzosa la reacción tan extrema que ha supuesto el cierre de Megaupload. Una vez más -ya me pasó con el 15M- tengo la sensación de que para mucha gente lo de luchar por la libertad y los derechos es cuestión de comodidad. De poder tener lo que quiera, cuando quiera, como quiera y donde quiera. El hecho de que nos hayamos acostumbrado a vivir amparados bajo el “porque yo lo valgo” durante tanto tiempo no significa que estuviera bien. Hemos pasado años chupando de la teta, bajando contenidos a mansalva, productos audiovisuales que, a veces, ni siquiera veíamos. Y me imagino que será una guarrada haber pagado una cuenta premium de Megaupload y perderla de un soplido. Pero de ahí a justificar una ‘Guerra Mundial Web’, una lucha por nuestros derechos y un sinfín más de arengas libertarias me parece, simplemente, desproporcionado.

Por un lado porque siempre fuimos conscientes de que lo que estábamos haciendo no era natural. Ni lógico. Nunca antes habíamos visto tantas series, películas y documentales como en los últimos cinco años; algún día tenía que pasar. Por otro lado, es tremendamente insultante comparar el malestar creado por el cierre de un servicio web con el pasotismo que genera cualquier otro problema real: paro, vivienda, pobreza, hambruna… Espero no caer en la demagogia, pero creo que somos demasiado egoístas.

Eso para nosotros. Les toca a ellos:

Señores empresarios, me avergüenzo de nuestra actitud, la de los usuarios, en los últimos días con el tema de Megaupload. Pero lo cierto es que hay cientos de servicios similares que ofertarán el mismo contenido, con la misma sencillez de un click. Y, seamos francos, la culpa de todo esto la tienen ustedes. No nos ayudan a crear una educación en la que merezca la pena animar a la compra de películas, series o libros. Acéptenlo: Internet ha llegado para quedarse. Y, o se transforman o morirán. Es el momento de poner precios razonables, aprovechar los servicios que ofrece la web y reconocer que sus beneficios a costa de artistas y consumidores son ex-ce-si-vos. Ya hemos tragado suficiente.