La Guerra de las Consolas

De las muchas líneas que separaban a unos y otros en el recreo, había una que, por sí misma, nos definía como grupo: ¿Nintendo o Sega? Recuerdo sesudos debates a las puertas del colegio, discutiendo sobre quién era mejor, si Mario o Sonic: «¿Me vas a comparar a un fontanero con un erizo con supervelocidad?», decían unos. «Tú lo has dicho: erizo», respondían. Tener en casa una Super Nintendo o una Megadrive (se rumorea que hubo niños con las dos consolas en casa, pero no era nada habitual) definía tu grupo de amigos tanto como confesarte de un equipo de fútbol.

En aquella época, primeros años de los 90, la lucha era radical: ¿Probotector o Altered Beast? ¿Double Dragon o Golden Axe? ¿Legend of Zelda o Castlevania…? Esa competencia nacía de las propias empresas, Nintendo y Sega, conscientes de que en la distinción de contenidos residía su éxito o su fracaso futuro.

A mediados de este mes, Atlantic Books anunció que se hacía con los derechos para editar y publicar ‘La Guerra de las consolas: Sega, Nintendo y la Batalla que definió a una generación’ (‘Console Wars: Sega, Nintendo and the Battle that Defined a Generation’), libro que recoge lo sucedido desde finales de los 80 hasta la llegada de Sony y su Playstation. El texto, que saldrá a la venta el próximo mes de agosto en Estados Unidos, ha llamado tanto la atención que Sony Pictures y Scott Rudin, productor de ‘La Red Social’, han decidido comprar los derechos para realizar el film.

¿Quiénes adaptarán el libro a la gran pantalla? Dos conocidos amantes de los videojuegos que vienen de cosechar grandes éxitos –y una taquilla muy solvente– con su última película: Seth Rogen y Evan Goldberg, responsables de ‘Juerga hasta el Fin’.

Sinceramente, creo que será una experiencia maravillosa ver en la gran pantalla cómo el cerebro de la bestia destrozó, por completo, las ambiciones de Sega y su erizo azul. Porque, claro, ¿Nintendo siempre fue la mejor, verdad? Yo no tengo duda alguna.

snes_cerebro

Scott Pilgrim contra el mundo

El sonido de 8 bits es como el primer rotulador que Steve Ditko utilizó para dibujar a Spiderman o el Casio rojo en el que Michael Giacchino aprendió a tocar cumpleaños feliz. Es mucho más que el ‘clin’ que suena cuando Mario sacaba monedas en la Nintendo o las patadas ‘flosh’ de Ryu a Ken en ‘Street Fighter’. Es el origen de una infinidad de consecuencias creativas, uno de los pilares sobre los que se sustentan las historias modernas.

‘Scott Pilgrim contra el mundo’ es una oda a esa esencia. A un mundo que baila entre los videojuegos, el cómic, el cine y la ciencia-ficción. La película de Edgar Wright (‘Zombies Party’) es una imparable sucesión de guiños a la cultura Pop repleta de onomatopeyas, líneas cinéticas, caricaturas y píxeles.

El guión, basado en los seis tomos que componen el cómic, nos presenta a Scott Pilgrim (Michael Cera, ‘Juno’), un bajista veinteañero que toca en un grupo de rock ansiosos por conseguir un contrato discográfico. El chaval, que ha tenido mucha suerte en esto del amor, conoce a Ramona Flowers (Mary Elizabeth Winstead, ‘La Jungal 4.0’) y el flechazo es instantáneo. Sin saber muy bien cómo, termina saliendo con ella, lo que hará que se tenga que enfrentar, en duelos a muerte, a la ‘Liga de los Ex Novios’.

A estas alturas deben haber llegado ya a la siguiente conclusión: es una cinta que encantará a los frikis/geeks. Consigue, sin salirse del lenguaje cinematográfico, trasladarnos la sensación de estar paseando por viñetas, sin olvidar la continua catarata de referencias consoleras (desde Pacman hasta Final Fantasy, pasando por Zelda o Tetris). Pero, además, creo que también divertirá a los profanos en la materia ya que, por encima de todo, son dos horas muy divertidas (¿Yo? Del primer grupo, por supuesto. Y a mucha honra).