Que vivan los locos y sus locuras

Paco León dice que es como en cosmética, cuando te dan una pequeña prueba del producto, para que lo conozcas y sepas que es algo por lo que estarías dispuesto a pagar. Esa es la filosofía de esta campaña: el martes 29 de abril será gratis ver ‘Carmina y Amén’ en cien cines de España. ¿Qué les parece? En lo poco que tardó en hacerse pública la iniciativa, surgieron numerosos detractores -y defensores- que lo vieron como una locura irracional. Pero, qué carajo, ¡vivan las locuras y vivan los locos!

‘Carmina y Revienta’ fue una gran película que optó por un carril alternativo. Y funcionó. Lo que Paco León está haciendo es, a fuerza de empeño, dar a conocer al gran público su cine. Supongo que es la consecuencia lógica de creer en tu trabajo y en tu talento por encima de lo que dicte el mercado. Tan solo espero que alguna de las cien salas que proyecten gratis ‘Carmina y Amén’ (se publicarán el 28 de abril) me pille cerca de casa (si no es así, tranquilo Paco, que yo invito).

Hablando de locos, también encontramos un ejemplo fantástico al otro lado del charco. Joss Whedon, que podría vivir para el resto de sus días del éxito de ‘Los Vengadores’, mantiene su pulso con las distribuidoras ‘oficiales’. Hace un par de años estrenó su particular versión de ‘Mucho ruido y pocas nueces’ y, ahora, presenta ‘In Your Eyes’, película independiente de ciencia ficción que se puede ver, previo pago de cinco dólares, en Vimeo.

Whedon escribe y produce la historia de dos niños desconocidos que descubren, tras un accidente, que son capaces de sentir lo que el otro sienta. Una perfecta e imposible empatía.

Sé que no es el caso. Pero, por un momento, me imaginé a Paco León y a Joss Whedon compartiendo sensaciones, cada uno en su particular rincón del planeta, imaginando nuevas formas de crear espectadores. De llevar a la gente al cine. A otro tipo de cine. Qué genios. Qué locos.

¿Por qué desaparecieron los dinosaurios?

Goya estaría más que satisfecho con las películas que este año enorgullecen el cine patrio. Hoy es día de responder preguntas, de evaluar la duda y corroborar el acierto: ya les he hablado de mi más sincera pasión por ‘Grupo 7’, ‘Lo Imposible’ y ‘Blancanieves’. Ellas son el camino, el acierto. Los expertos hablan de dos dudas: ¿Merecía ‘Carmina o Revienta’ estar dentro y ‘El Mundo es Nuestro’ fuera? Sí, para mí, nuevo acierto de los académicos. Pero la pregunta, la gran y maravillosa y competente y fascinante pregunta del día es ‘¿Por qué desaparecieron los dinosaurios?’

Esa cuestión es, también, el título de una de las películas nominadas a Mejor Corto de Animación. Una pequeña píldora de ilusión de dos minutos y medio dirigida por la granadina Mar Delgado y animada por el artista jienense Esaú Dharma (muchacho, no te conozco, pero gran apellido el tuyo). El corto es un ensayo sobre lo vital que es, fue y será siempre la imaginación, la curiosidad, la magia.

Hasta ayer, no había visto ‘¿Por qué desaparecieron los dinosaurios?’ (Lo pueden disfrutar aquí) Y es una rápida y fructífera experiencia que recomiendo a todo el mundo. Por dos razones: la claridad y la concisión de su mensaje, basado en la creatividad y en la solidez de una idea brillante, y por su cuidada estética en blanco y negro, misteriosa y sugerente al mismo tiempo.

No sé ustedes, yo ya tengo equipo para la próxima gala de los Goya. Voy con Antonio de la Torre, mi actor fetiche de esta España que hace un cine alucinante; voy con ‘Grupo 7’, película andaluza que merece la envidia de cualquier estudio hollywoodiense; voy con Paco León y la familia de ‘Carmina o Revienta’, por su audaz forma de entender la vida; y voy con Mar Delgado y Esaú Dharma, porque con dos minutos y una frase han demostrado su talento: «Estamos aquí para preguntarnos cosas, para imaginar, para soñar, para creer».

Carmina o Revienta

La incursión de Paco León al mundo del cine me recordó a un bar que conozco en Madrid, ‘El Gallinero’. Visto desde fuera, el garito aparenta pequeñez, como si fuera a fallar a las expectativas de cualquier pretendiente a cervecero. Sin embargo, a poco que entres,  descubres que hay una enorme pantalla donde proyectan cortos, exposiciones de arte ocupan sus paredes y las camareras preparan unos gin tonics que nos gustan incluso a los que no gastamos esa costumbre. ‘Carmina o Revienta’, al igual que ‘El Gallinero’, no presume de una fachada repleta de admiraciones llamativas. Presume de un riquísimo mundo interior. De alma.

Pese a que la extravagante distribución de ‘Carmina o Revienta’ es, también, su mejor promoción, Paco León ha mostrado un talento narrativo que navega entre la risa y la lágrima, confirmando el teorema de que sólo el mejor payaso te robará lágrimas sinceras. Carmina es muy andaluza, dueña de un bar, esposa de un marido con problemas de alcoholismo, madre de una joven que no cuelga el teléfono y madrina de una niña que quiere celebrar su comunión con una fiesta por todo lo alto.

La película es similar a un capítulo de ‘Me llamo Earl’, por el basto humor que rodea al humilde barrio sevillano. Diálogos, gestos y costumbres dibujan unos personajes ricos y complejos, ahogados por el final de mes, convertidos en héroes gracias a la honesta pillería de comerciantes y tahúres. ‘Carmina o Revienta’ funciona con pequeños episodios que se hilvanan en una única historia que habla, por encima de todo, sobre la familia.

Lo bonito del asunto es que ‘Carmina o Revienta’ está al alcance de cualquiera. No necesitan cuadrar horarios ni contar con la suerte de que su cine más cercano la emita. Sólo necesita una conexión a Internet y comprar la película en Filmin.es. No hay nada que le impida hacerlo. De hecho, les aseguro que será un rato muy agradable. Como un gin tonic del Gallinero.

Emprende o Revienta

El consejo resuena en muros, titulares, charlas y coloquios: emprende. Debe ser una sensación parecida a la del joven que soñaba con ordenarse caballero para luchar contra dragones y asaltar castillos protegidos por hordas maléficas. Seguro que sus madres les decían que no fueran locos, que aprendieran un oficio y que vendieran pan en la plaza del pueblo, que así no iban a llegar a viejos. Pero si por algo se definen los valientes es por su inexplicable afán por arriesgar. Por crear, soñar, cabalgar y vencer gigantes. Por sentirse protagonistas.

He descubierto que estoy rodeado por emprendedores, los ‘valientes modernos’. Personas que tienen mi más sincera admiración por anteponer el querer al poder. Estoy convencido de que ése es el camino de baldosas amarillas que terminará despejando los nubarrones del cielo. Más que nada porque estamos ante una crisis vital, no solo financiera. Se trata de llenar el estómago y de, al menos, intentar cumplir con una vocación. Y si no quedan empresas dispuestas a ayudarnos, ¿por qué no ordenarse caballero?

Una cosa está clara: hay que romper con el orden establecido. Estamos desbordados de convencionalismos, normas y barreras autoimpuestas. Por eso admiro profundamente el proyecto de Paco León, ‘Carmina o Revienta’. No he visto la película, pero podré hacerlo esta noche en Internet. O comprando el DVD. O en alguna sala de proyección. Por tanto, no sé si me encantará o la repudiaré. Y, sin embargo, no importa: la defenderé igual.

Creo que nacemos con el derecho universal de luchar por lo que nos dé la gana. Y de usar las armas que tengamos a mano para alcanzar la meta. Paco León ha rodado una película, ha gustado en el festival de Málaga y ha optado por lanzar un mensaje indiscutible: “quiero que vean esta historia, elijan la manera que quieran, pero vean esta historia”. El dragón es brutal y salvaje, pero la suerte acompaña a los emprendedores.