Brave y La Luna

Es increíble la descomunal amalgama de sentimientos que Pixar consigue despertar en tan solo cinco minutos. Saben enternecer con una sonrisa, igual que lo haría un hijo en los brazos de un padre. Consiguen asombrar con un manto de estrellas que flota sobre el mar e ilusionan con la maravillosa idea de anclar tu barca bajo la luna llena. Hacen que sus personajes sean irremediablemente familiares, tanto que abrimos los ojos maravillados, sintiéndonos partícipes de una aventura fantástica que nunca nos contaron. Y al pasar esos cinco minutos, tutelados por los latidos que solo Michael Giacchino sabe orquestar, cerebro y corazón están dopados por las mismas emociones que podría provocar una ambiciosa película de tres horas de duración. Bastan cinco minutos para vibrar, reír y llorar. Bastan cinco minutos para reafirmar la admiración inequívoca por Pixar, una fábrica de sueños.

Bastan los cinco minutos del corto ‘La Luna’ que precede a ‘Brave’ para salvar la entrada y no lamentar haber pagado por una película que emborrona una filmografía espectacular.

‘Brave’ tiene tres puntos a su favor: la animación del pelo de Mérida, la protagonista, es un trabajo bestial; la belleza de los escenarios, inmensos mares y profundos bosques escoceses; y la música de Patrick Doyle, acertada, como es habitual. El resto de ‘Brave’ es una aburrida concatenación de pastiches y personajes clásicos que defraudan antes de llegar al primer cuarto de hora. Es cierto que el film parte como una apuesta más infantil, un intento de recuperar el espíritu de los clásicos de Disney. Pero, si ese era el objetivo, ‘Enredados’ le da cien mil vueltas.

Con todo, imagino que los más pequeños de casa disfrutarán con el espectáculo, que, a fin de cuentas, es la idea. Los que esperamos mucho más de Pixar seguiremos contando los días hasta el estreno de ‘Rompe Ralph’, a finales de año, con la esperanza de que ‘Brave’ se olvide con facilidad.

El espíritu de Úbeda

Dentro de una semana dará comienzo el que es, a mi juicio, uno de los mejores festivales de cine de, probablemente, toda España. Lo es porque se centra en uno de los latidos básicos de la filmografía, dando protagonismo a nombres que suelen quedar relegados a unos créditos que bailan a toda velocidad sobre una pantalla en negro. Y ellos, siempre juzgados por su talento y no por su fama, añaden a la experiencia del cine el poder de revivir una película con un solo silbido. Con un tarareo. Con una melodía. ¿Qué sería de las películas sin música?

‘El VI Festival Internacional de Música de Cine, Ciudad de Úbeda’ se celebrará del miércoles 14 al domingo 18 de julio y, les aseguro, no se lo quieren perder. Edición tras edición, los organizadores han conseguido enlazar al proyecto a ilustres personalidades de la BSO.

Este año podremos disfrutar con la presencia, la voz y la música de mi admiradísimo Michael Giacchino (‘Lost’, ‘Star Trek’), Christopher Lennertz (‘Medal of Honor: Rising Sun’, ‘Supernatural’), Robert Townson (‘Abyss’, ‘Robocop’, ‘Regreso al Futuro III’), Patrick Doyle (‘Carlisto´s Way’, ‘Harry Potter y el Cáliz de Fuego’), Nathan Barr (‘El Príncipe de Egipto’, ‘True Blood’), Dave Grusin (‘Los Goonies’), Lisbeth Scott (vocalista en ‘Las Crónicas de Narnia’, ‘Munich’, ‘True Blood’) y Randy Edelman (‘Dragonheart’, ‘El último mohicano’).

Pero, si me permiten, por encima de lo mucho que me alucina la idea de escuchar al compositor del tema de ‘Los Goonies’ -cinta de cabecera- o de volver a ver a Mr. Giacchino -que, como ya les conté hace tiempo, en la edición del año pasado me firmó el Ipod-, lo mejor del festival está en la cercanía. En la sensación imperante de que todos los organizadores y músicos que pasean por la preciosa ciudad de Úbeda está dispuesto a tomarse una cerveza contigo.

¿Qué les parece? ¿Vamos a Úbeda? Prometo contarles más cosas del festival esta semana.