Héroes

‘Héroes’ tiene el enorme poder de revivir, con todos los sentidos, los largos días de verano junto a la pandilla que se formó a la orilla de las vacaciones. Fue precioso, al salir de la sala, escuchar las trastadas y aventuras que cada uno vivimos con gente a la que juramos lealtad y que, años después, son pequeños hitos, parte de una leyenda. Una película que protagonizan niños pero que habla de los niños que llevamos dentro. De los recuerdos minúsculos que, sin saberlo, alguna vez nos salvaron la vida.

El film del catalán Pau Freixas narra el verano más importante de Javi, un chaval de 12 años que se muere de ganas por volver a su pueblo para conquistar, con sus amigos, una casa ‘mágica’ construida sobre un árbol. Corre el año 1985 y Freixas utiliza todos los elementos posibles para conseguir que se erice el vello de los que vivimos algo parecido: el tubo para guardar las monedas colgado del cuello, las camisetas de colores sin ninguna marca a la vista, aquellas preciosas bicicletas BH, la estrecha relación con el quiosquero -siempre fueron los más sabios- que nos vendía, para merendar, los helados ‘Drácula’ y las panteras rosas, la música de ‘padres’ que sonaba en el coche cuando íbamos al pueblo, las sandalias de plástico, el placer de jugar en la calle hasta el agotamiento…

También es un canto al cine de los 80, con pósters de películas clásicas decorando las habitaciones de los niños: ‘Loca Academia de Policía’, ‘La Historia Interminable’ o ‘Los Goonies’. Precisamente la crítica nacional ha coincidido en describir a la cinta como ‘Los Goonies a la catalana’. Y, pese a que sí que guarda ciertas similitudes, creo que la comparación más exacta sería con ‘Cuenta Conmigo’ (‘Stand by Me’, Rob Reiner -‘La Princesa Prometida’, ‘Cuando Harry encontró a Sally’-), maravillosa cinta que, seguro, han visto en alguna tarde de domingo en la televisión.

‘Héroes’ arranca como otra película más de lo bonito que es ser niño para terminar agarrando con fuerza nuestras entrañas, obligándonos a llorar y a sonreír al mismo tiempo. Y, como les decía, les será imposible no evocar los grillos que se escuchaban escondido detrás del árbol, mientras que Carlos, Rafa, Sergio, Ana, Helena, Carmen o Bárbara contaban hasta cien. Aquellos que fueron nuestros héroes.