Los amantes pasajeros

De las últimas tres películas de Almodóvar, ‘Los amantes pasajeros’ es la peor de todas sin contar a las otras dos. La definición de “comedia ligera” es correcta en la mitad de sus términos: sí que es ligera, dura poco más de 90 minutos y no deja ningún poso en el espectador. Ninguno. Saldrá liviano como una pluma. Ahora, lo de comedia, es francamente cuestionable. Reír, lo que se dice reír, no reí nada.

El éxito de ‘Los amantes pasajeros’ es que un cineasta comparado, incluso, con bestias como Haneke o Kitano por su trascendencia internacional, se haya embarcado en versionar al castellano las típicas malas comedias americanas repletas de sexo, chistes bizarros, drogas a tutiplén y guiones vacuos. El problema es que no lo ha conseguido (algo que sí hizo, y muy decentemente, por cierto, ‘Fuga de cerebros’) y, el resultado, es un vídeo casero que deja una terrible sensación de cutrez en la pantalla.

Usaré los mismos argumentos que Almodóvar para hacernos reír (no apto para menores): pollas. Todo gira en torno a la polla. La polla que no entra en según que sitio, las manchas blancas que aparecen en la boca, las expresiones poéticas sobre zampar, tragar y penetrar. El culo del amigo y las novias drogadas, sonámbulas y ninfómanas. Brujas vírgenes, estrellas del porno y penes en huelga que recién salen del armario. Más o menos, ése es el guión de ‘Los amantes pasajeros’.

En la sala, por cierto, había una familia con dos niños pequeños. Y desde aquí lanzo el guante a distribuidores y proyectores: ¿dónde quedó lo de película no recomendada para menores de 12 años? ¿Qué necesidad hay de que un niño pequeño pregunte “qué es la lefa” o “qué hace esa señora con la boca”? ¿Será que se ha promocionado a ‘Los amantes pasajeros’ como una comedia familiar porque interesaba la buena prensa? ¿Será que se ha vendido -en horario de máxima audiencia televisiva- una cosa -burda y obscena- que no es apta para todas las hormigas?

Los espectadores pasajeros

Amar u odiar, sin medias tintas. Ahí reside el gran éxito del cine de Almodóvar. O, más bien, de cada una de sus películas. Porque mientras que ‘Hable con ella’ me parece una preciosidad, ‘La piel que habito’ me produce un angustioso e incómodo estado de ánimo, provocando un irritante rechazo a cualquier obra que venga firmada por el director manchego. Que es exactamente el juramento que firmé tras ‘Los abrazos rotos’: «por aquí no vuelvo». Todo lo contrario a lo que sentí tras leer el íntimo e inspirador relato de ‘Volver’. Contradicciones entre Almodóvar y yo; todo son contradicciones.

Y aquí estoy, no sé si solo o acompañado, planeando subir a un avión que despega hoy a bombo y platillo, arropado por un elenco de actores en plena forma y la subrayadísima promesa de estar ante «una comedia de Almodóvar». Con todo lo que eso conlleva. ‘Los amantes pasajeros’ ha conseguido llamar poderosamente mi atención. Están, entre otros muchos, Javier Cámara, Carlos Areces y Raúl Arévalo (el trío que vimos en la gala de Los Goya), tres fenómenos que siempre me encandilan por su talento y su buen hacer. Además, la película apunta maneras a ser una sucesión de gags disparatados, esquivando los agotadores guiones a los que nos acostumbró Almodóvar en los últimos años. De hecho, las primeras críticas suelen arrancar con la expresión «comedia ligera», que, en este caso, resulta esperanzador.

Sin embargo, sigue siendo Almodóvar y la moneda gira en el aire hasta el último momento. Esta tarde, cuando me enfrente a la taquilla, estará a su lado ‘Oz: un mundo de fantasía’, de Sam Raimi. El director de ‘Spiderman’, ‘Posesión Infernal’ o ‘Arrástrame al infierno’ es, siempre, una apuesta por el entretenimiento. Es cierto que el tráiler de ‘Oz’ y esa estética tan ‘Alicia’ de Tim Burton que desprende, no presagian una ovación en los títulos de crédito. Claro que, ¿quién no se derretiría ante Mila Kunis?

En fin, hoy nos toca ser espectadores pasajeros. Público que duda y que decidirá en el último momento qué entrada comprar: ¿El estreno patrio o la taquillera por definición? ¿El director que –a veces– perturba o el que es un perturbado por definición? ¿La comedia inesperada o el ‘reboot’ por definición?

Lo mismo hay que optar por ‘Las flores de la guerra’, estupenda cinta de Zhang Yimou, protagonizada por Christian Bale y estrenada originalmente en 2011… Qué cosas.

Goya 2012, la posibilidad

Ya conocemos las nominaciones a los premios Goya 2012. Y me encantan. Me encanta saber que ‘La piel que habito‘ tenga 16 candidaturas. Y, por supuesto, sobre todas las cosas, me encanta imaginar la posibilidad de que la última de Almodóvar se convierta en el ‘Gangs of New York’ español. ¿Recuerdan el inolvidable disgusto de Martin Scorsese en los Oscar de 2002, parapetado en su butaca como un niño chico al que no dejan jugar, al no recibir ni un solo premio? A ver si aquí tenemos la misma suerte, salvando las distancias evidentes entre la película y el ensayo sobre la perturbación.

Quitando el morbo de Almodóvar, tengo dos conclusiones. Primero, un castigo a la par que recordatorio: hay que ver ‘La voz dormida’. La dejé escapar y ya me arrepentí en su momento (espero que no sea un chasco parecido al de ‘Pa Negre’, que todavía me cabreo cuando pienso en que esa es, a juicio de la Academia, la mejor película del año pasado). Segundo, una alegría: ‘Blackthorn‘ y sus 11 nominaciones. De hecho, me haría profundamente feliz ver el western de Mateo Gil como la gran sorpresa de la noche. Sería reconfortante. En cualquier caso, creo que es la película que menos se esperaba en las quinielas de las favoritas y ahí está. Fantástico. Conste que también me alegro por ‘No habrá paz para los malvados’, pero es que la secuela de ‘Dos hombres y un destino’ me chifla.

Por otro lado, no tengo duda de que José Coronado cambiará las bondades del yogurt por el Goya a mejor actor. En el sector femenino, la lucha queda, objetivamente hablando, entre Anaya y la guapa, simpática, agradable, majísima e inteligente Inma Cuesta. En actor de reparto me debato entre Lluis Homar (‘Eva‘) y Raúl Arévalo (‘Primos‘), ambos geniales; en revelación, apuesto por José ‘el tío de la vara’ Mota, que consagra con ‘La Chispa de la Vida’ su ascenso a la primera línea. El éxito de ‘Eva’ es el éxito de Kike Maíllo y, por tanto, merece el Goya a dirección novel.

¿Qué opinan? ¿Soportaremos otra vez el, a mi juicio, injusto éxito de Almodóvar? ¿Habrá hazaña para la aventura de Mateo Gil? ¿Echan de menos alguna candidatura -yo sí-?

El pan que habito

Mira que somos malos vendiendo nuestro cine. Pero malos con avaricia. Ya me dolió la barrabasada que hicieron los académicos españoles otorgando su máximo galardón a ‘Pan Negro‘ (me niego a llamarla ‘Pa Negre’, no porque tenga nada en contra del catalán ni lo catalanes, todo lo contrario. Pero es que escribo y hablo en español, por eso digo ‘Lérida’ y no ‘Lleida’. Además, me parece una catetada), esa españolada mística de profundo calado que trataba sobre un chalado del monte que le cortaba el pene a sus víctimas, de un niño que ligaba con un enfermo de lepra y de una niña que sufría vejaciones sexuales de su profesor. Ambos menores, por cierto, considerados ‘actores revelación’ en los Goya. Joder, pues claro, para no rebelarse…

Los amigos del pan tostado arrebataron el título a otras cintas como ‘También la lluvia’ o ‘Enterrado’, dos películas fabulosas de las que merece la pena sentirse orgulloso. De esas que te gustaría ver en la cartelera del cine de tu barrio con un cartel de ‘aforo completo’. De esas a las que les hubiera venido estupendamente el apoyo de la Academia. Pero, en vez de eso, las apartaron de un manotazo para poner la clásica españolada que tanto nos está costando superar.

Lo de Almodóvar ya me parece de chiste. En las últimas horas he leído numerosas críticas del tipo: “’La piel que habito‘ tiene cosas de gran cine, no todo es la historia”. Y un carajo. Pero vamos, que aún suponiendo que tuviera una técnica impecable -que no es cierto-, ¿para qué querría nadie ver una historia que se parodia a sí misma?

Pues resulta que la Academia del Cine Español ha preseleccionado ‘Pan Negro’, ‘La piel que habito’ y -la aún por estrenar- ‘La voz dormida’, que sin verla y teniendo en cuenta que va recomendada por los mismos que han escogido las anteriores, debe ser una españolada considerable (trata de un grupo de mujeres en la guerra civil y tal…), para competir por el Oscar. Sinceramente, no creo que ninguna llegue a la gala. De hecho, espero que no lo hagan. Por pura vergüenza.

Mientras que los gurús de sillón fijo ensalzan el cine que no nos interesa, el talento español despunta en otros foros: desde ‘Celda 211’ a ‘Amigos’, pasando por ‘Blackthorn’ a las esperadísimas ‘Eva’ y ‘Verbo’. A ver si aprendemos a vender.

La piel que habito

‘La piel que habito’ es una película enriquecedora. Añade infinidad de nuevos significados a la palabra ‘repugnante’. También a ‘retrógrado’. Por supuesto a ‘perturbado’. La última de Almodóvar consigue en gran pantalla el mismo rostro torcido que ‘Two Girls and a Cup’, el famoso vídeo viral de dos lesbianas aficionadas a la coprofagia que pasó por los emails de (casi) todo el planeta.

La primera media hora de este súmmum de la españolada es un canto al absurdo. Una especie de ‘Muchachada Nui’ involuntario y de mal gusto en el que un tipo disfrazado de tigre corretea -en todas las acepciones del verbo ‘correr’- por la mansión de Antonio Banderas y Elena Anaya. Una gilipollez de medio pelo que sienta las bases de lo que serán las dos horas más extenuantes del cine español. Un compendio de transgresiones sin sentido que agotan, indignan y ofenden por igual.

Si ‘La piel que habito’ es “cine culto”, me declaro objetor de conciencia. Que viva la poesía de Chuck Norris y la cuidada estética de Vin Diesel. Es tal la mala leche que aún gasto de pensar que pagué (¡dinero!) por entrar a la sala que me siento tan violado como los personajes de Almodóvar. En serio, ¿qué le pasa a Almodóvar? ¿Qué clase de infancia o adolescencia o madurez le han hecho pasar para que sus últimas películas sean ese chorreo de paranoias sexuales? Más importante: ¿Qué nos pasa a nosotros, al público, para ver sus películas? Peor aún: ¿Cómo hemos encumbrado a este señor a la categoría de artista icono del cine español?

Conste que iba preparado para el “más difícil todavía”. Pero es que el guion es tan malo que llega a parecer una parodia del propio Almodóvar. De hecho, recuerda poderosamente a las imitaciones que Carlos Latre hacía del manchego a la hora de crear sus nuevas historias. Y, de malo, resulta escabroso, patético y cómico. Creo, por cierto, que Pedro, en estos momentos, se está descojonando de toda España: “He sido todo lo enrevesado que podía, mezclando churras con merinas y penes con vaginas. ¡Y se la he colado a todos!”

No necesitan ver ‘La piel que habito’. Nadie lo necesita. Pero, supongo, que pasa igual que con aquel vídeo repugnante que les decía al principio. La curiosidad llena las salas. En cualquier caso, conste que les advertí. Y, por favor, no me digan que esta cinta está subvencionada por el estado. No con mis impuestos. No a la coprofagia.