Retroback 2012

De camino a casa hay una zona de bares muy concurrida donde suelen actuar todo tipo de artistas callejeros embelleciendo la ciudad. He visto pintores talentosos, acróbatas espectaculares y músicos sorprendentes. Pero nadie como un joven argentino que apareció una mañana de verano y del que nunca más se supo. Me acuerdo perfectamente de él porque interpretaba como los ángeles, con una voz tan melódica como atronadora, el ‘Por una cabeza’ de Carlos Gardel. Me encanta la canción. Es uno de esos temas excelsos que son perfectos en su esencia y que siempre, sea cual sea la versión, mantiene un espíritu fascinante.

Como yo, muchos de mi generación descubrimos a Gardel en ‘Mentiras arriesgadas’ (James Cameron, 1994). Bueno, más o menos. En realidad no sabíamos que estábamos escuchando una versión instrumental de su tango para el baile de Schwarzenegger y Jamie Lee Curtis. El próximo 22 de febrero se proyectará en Granada ‘Tango Bar’, dentro de la nueva edición del festival Retroback. ‘Por una cabeza’ se compuso para esta película, en 1935, y yo, 77 años más tarde, me muero de ganas de verla en una pantalla de cine.

Ahí reside la magia del Retroback de Granada, en su inmenso poder para unir lo de antes y lo de ahora en la mirada del espectador. Y, si Gardel pone la banda sonora, el impacto llega con Marlon Brando y ‘Apocalipsis Now’. Hace poco releí ‘El corazón de las tinieblas’, el libro de Joseph Conrad en el que se inspiró Coppola, y necesito un nuevo visionado de la cinta. El alma la pone el ciclo de Berlanga: qué regalo ver como Dios manda ‘Bienvenido Mr. Marshall’, ‘La vaquilla’ y ‘El verdugo’. Y sonrío pleno al pensar que Buster Keaton y ‘El maquinista de la general’ me esperan en el Auditorio Manuel de Falla para clausurar el festival.

Sé que, a veces, la magia se planta sobre nuestros pasos como aquel músico que cantaba por Gardel. Pero, otras, la tenemos delante de nuestras narices y no hacemos caso a las señales. ¿Quieren un bonito recuerdo, una experiencia memorable? Viajen a la sala donde el tiempo es una burbuja que engloba a la eternidad: Retroback, del 17 al 28 de febrero.

Nadie es perfecto

Los errores bien llevados son la salsa de la vida. Y me refiero a todo tipo de errores, en su sentido más genérico; lo que nos hace políticamente imperfectos: orejas grandes, risas ridículas, barrigas cerveceras, frentes pronunciadas, esa terrible costumbre de romper todos los papelitos que caen en nuestras manos… Si echan la vista atrás, estoy seguro de que descubrirán que las lecciones más importantes las aprendieron de un error (“a veces es mejor mentir”, “no respondas nunca a la pregunta qué edad me echas”, “revisa que haya papel higiénico antes de sentarte en el váter”, etcétera).

Mientras que Natalie Portman les convence de que ella es la encarnación más visceral de la perfección en ‘Cisne Negro’, esta noche, en el festival Retroback de Granada, pueden escuchar el diálogo más perfecto sobre la imperfección, siendo perfectamente conocido por la perfecta mayoría imperfecta gracias a Joe E. Brown y Jack Lemmon, dos perfectos imperfectos, que cierran así ‘Con faldas y a lo loco’:

-Brown: Hablé con mamá. Se puso tan contenta que hasta lloró. Quiere que lleves su vestido de novia. Es de encaje.

-Lemmon: Eh, Osgood, no puedo casarme con el vestido de tu mamá. Ella y yo …no tenemos el mismo tipo.

-Brown: Podemos arreglarlo

-Lemmon: Oh, no hace falta. Osgood, he de ser sincera contigo. Tú y yo no podemos casarnos.

-Brown: ¿Por qué no?

-Lemmon: Pues primero porque no soy rubia natural.

-Brown: No me importa.

-Lemmon: Y fumo. ¡Fumo muchísimo!

-Brown: Me es igual.

-Lemmon: ¡Tengo un horrible pasado!. Desde hace tres años estoy viviendo con un saxofonista.

-Brown: Te lo perdono.

-Lemmon: Nunca podré tener hijos.

-Brown: Los adoptaremos.

-Lemmon: No me comprendes, Osgood. (Se quita la peluca). Soy un hombre.

-Brown: Bueno, nadie es perfecto.

Cinema Paradiso

De pequeño tenía un caballo de madera. No recuerdo su color, ni lo alto que era, ni el ruido que hacía al balancearse. Pero puedo sentirlo. El sol entrando por el balcón, los ojos entornados, mi abuela chocando las agujas sentada en una mecedora y el mundo paralizado ante mi valerosa galopada para luchar contra el malo. ‘Cinema Paradiso’ es como mi caballo de madera. La vi por primera vez con 8 ó 9 años, en una cinta Beta. Me encantó. Pero ayer, minutos antes de entrar al Teatro Isabel La Católica para reencontrarme con la película de Guiseppe Tornatore en el ‘Retroback’, descubrí que no recordaba casi nada.

Por más que hacía memoria, lo único que podía dibujar era un niño con el que me sentí identificado años atrás, Totó. Quizás fueron sus orejas saltonas o su tremenda habilidad para responder a los mayores. El caso es que yo creía que la película hablaba de mí. Mi memoria, al igual que el proyector del Cinema Paradiso, había seleccionado las escenas que debían inspirarme y había cortado los fotogramas que, con esa edad, no podía entender.

Sí. Por eso ayer pude mirar a Roma con los ojos del que ya ha estado allí. Por eso la historia de amor imposible me sonaba tan familiar. Por eso supe a lo que se referían al decir que las rubias con ojos azules son las peores. Por eso, ahora, puedo entender que Totó abandonara la calidez de su hogar en busca de un sueño inhóspito e, incluso, fortuito. Pero sobretodo, ahora, y sólo ahora, puedo saborear y vibrar con las últimas palabras de Alfredo a Totó, antes de partir: “Hagas lo que hagas, ámalo. Ámalo como amabas al Cinema Paradiso”.

‘Cinema Paradiso’ describe el origen de la pasión y de las historias. El momento exacto en el que, sin saberlo, decidiste consagrar tu vida a hacer reír y llorar a los demás con una sucesión de palabras, escenas, capítulos y actos. Una profunda manifestación del amor al cine. Hoy me pregunto si no fue entonces, mientras cabalgaba en mi caballo de madera y no entendía por qué era tan bonito ver un beso en la gran pantalla, cuando nació esta manía mía del cine. Esta manía por las historias.

Dentro de muchos años volveré al Nuovo Cinema Paradiso e intentaré comprender la última hora de la cinta, la parte en la que un triunfador Totó echa la mirada atrás y hace recuento de lo vivido. Por ahora, creo que volveré a cortar esos fotogramas de mi memoria a golpe de Ennio Morricone, el corazón que bombea el minutero, atemporal. Eterno.

Grease y Avatar

Empezamos la semana con una noticia maravillosa: ‘Avatar’ no es la película más taquillera de la Historia de la Humanidad. No, al menos, si tenemos en cuenta el valor del dinero, la inflación, el precio del cine y, por supuesto, el número de entradas vendidas. Atención, atención, porque, después de aplicar todas las variables indicadas, James Cameron se coloca en el puesto número 26. ¡Ajá!

La revista ‘Hollywood  Reporter’ indica que la película más taquillera sigue siendo ‘Lo que el viento se llevó’, seguida, por cierto, como no, de La Guerra de las Galaxias’. Luego vienen ‘Sonrisas y lágrimas’, ‘E.T. El extraterrestre’, ‘Titanic’… Así hasta el número que nos interesa, un puesto antes que los Na´vi de Avatar: en el 25, ‘Grease’.

¿Por qué ese interés repentino por ‘Grease’? Amigos, a final de esta semana comenzará uno de los eventos cinematográficos más bonitos de toda España: ‘Retroback’. Casi una semana de cine clásico que nos dejará la oportunidad de ver en una pantalla decente, obras que, algunos, no pudimos ver en su momento por razones obvias: ‘Casablanca’, ‘El Halcón Maltés’, ‘El bueno, el feo y el malo’, ‘El gran dictador’, ‘El chico’, ‘West Side Story’, ‘La misión’, ‘Cinema Paradiso’ (esta semana hablaremos de ella), Psicosis y Grease, claro, entre otras muchas.

Sé que competir con la taquilla actual es complicado (hay grandes estrenos, que algún día poblarán festivales como éste: ‘Up in the air’, ‘Invictus’, ‘En tierra hostil’ o ‘La cinta blanca’), pero dense un homenaje. Atrévanse a conducir el Delorean que nos regala Retroback y (re)descubran escenas memorables. Y, ya que estamos, mantengamos ‘Avatar’ en el 26. Al menos por ahora, que está muy consentida. Por mi parte, el gran problema es la incapacidad horaria para ver todas las que me gustaría. ¿Qué tal una sala perenne dedicada a cine clásico? (más información en www.retroback.es)