7 lecciones de los Globos de Oro

Las nominaciones a la 72 edición de los Globos de Oro dejan una serie de certezas, quizás curiosidades, que bien merecen un subrayado. A saber:

1.- Hay dos nombres inesperados: Jennifer Aniston y Steve Carell, dos intérpretes que han forjado sus carreras al amparo de la comedia televisiva (‘Friends’ y ‘The Office’) que entran, con dos dramas, en la lista de lo mejor del año.

2.- Boyhood escribe una línea más en su mito cronológico. El que es, probablemente, el viaje en el tiempo más realista de la historia del Cine, consolida su estatus de ‘meta-película’. Es difícil que termine la temporada sin alguna que otra estatuilla en su vitrina.

3.- Sin embargo, mis apuestas para los grandes premios se centran en otra película que, sin haber visto, me genera un interés supremo: ‘Birdman’, de Iñárritu. Es una lástima que tengamos un atención mediática global pero un sistema de distribución de cine aislado de toda actualidad. Debería prohibirse tanta dilación entre el estreno en Estados Unidos y en el resto de países.

4.- Casi había olvidado lo magnífica que es ‘El Gran Hotel Budapest’. Le deseo lo mejor a Wes Anderson.

5.- Bill Murray es mucho más que un actor carismático que cae bien. Es un actor mayúsculo que, cada cierto tiempo, se reinventa como el ave fénix para darle un bofetón a prejuicios y estereotipos. No sólo está nominado por ‘St. Vincent’ en cine, también en televisión con ‘Olive Kitteridge’.

6.- Otro nombre: Uzo Aduba. La actriz da vida a Crazy Eyes en ‘Orange is the New Black. Un papel tan único y fascinante como el hecho de que la hayan nominado. Me alegro.

7.- Y por último, el lamento tópico y típico que, parece, no tiene remedio: ‘Interstellar’ sólo cuenta con una nominación, la banda sonora de Hans Zimmer. La ciencia-ficción es un género maldito.

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El camino de vuelta (The Way Way Back)

Toda vida que pretenda parecerse a una vida debe tener un paréntesis. Imagine que su vida es un enorme texto en el que un párrafo sucede a otro espoleado por el incesante traqueteo de una máquina de escribir: tacatacataca, ¡clín!, tacatacataca, ¡clín! Visualice la mancha de texto y, poco a poco, aléjese de esa página infinita, como si fuera una cámara de cine haciendo zoom hacia atrás. La mancha de palabras se extiende y, visto desde lejos, parece que todo tiene más sentido. Su vida, quiero decir. Sin embargo, si se fija bien y baja a toda velocidad de nuevo en dirección al enorme texto, si recorre el camino de vuelta, descubrirá que hubo un momento en el que abrió un paréntesis. Una época en la que todo fue distinto. Un punto de inflexión.

‘El camino de vuelta’ es lo que sucede en un paréntesis. En uno de ellos. El de Duncan (Liam James), un joven de 14 años falto de autoestima, que sufre las consecuencias de una familia rota y un rumbo completamente perdido. Duncan viaja con su madre (Toni Collete), el novio de su madre (Steve Carell) y la hija del novio de su madre. La casa de verano en la playa se convierte en una algarabía de emociones insoportables que sólo tendrán sentido cuando Owen (Sam Rockwell) le invite a trabajar en ‘Water Wizz’, su parque de atracciones acuático.

Nat Faxon y Jim Rash se estrenan como directores tras una amplia trayectoria como cómicos de la televisión americana. Hasta ahora, su gran participación en el cine había sido como guionistas de ‘Los descendientes’ (Alexander Payne , 2011), pero con este viaje iniciático sientan las bases de un futuro prometedor en el cine (además, los dos actúan como secundarios). ‘El camino de vuelta’ es una película maja, agradable y con ciertas dosis de empatía que hacen que su visionado sea francamente reconfortante. Y, por supuesto, estupenda conexión entre los actores, con un Rockwell espléndido y un Carell inesperado.

Sin grandes problemas, lo cierto es que tampoco aporta grandes ideas. Sucede algo parecido a lo que vimos en ‘Adventureland’ (Greg Mottola, 2009), los parques de atracciones funcionan como un fantástico recurso literario, pero ambas cintas se quedan a las puertas de ser algo mucho más trascendente. Una experiencia más completa.

Y usted, ¿encontró ya su paréntesis?

THE WAY, WAY BACK

Noche loca

Mi amigo Jeff me contó una vez una pequeña anécdota sucedida en un pequeño hogar estadounidense. Póngase en situación: padre, madre e hija. Una familia completa que comparte vida en una gran casa, como las de las series de televisión. Resulta que después de los primeros días de vacaciones, el padre propone ir a Avilene, la ciudad más cercana, para cenar, dar un paseo y echar un día en familia. Una actividad que a él, en realidad, no le apetece nada de nada. Pero cree que su familia está esperando que haga la propuesta, como hace todos los años. La madre, con una enorme sonrisa en la cara, acepta encantada, pero no porque le haga especial ilusión. Ella quería terminar la novela que estaba leyendo, aunque ya que su marido está tan ilusionado con el plan, no quiere chafárselo. La hija, a sabiendas de que su madre siempre se está quejando de que pasan poco tiempo juntas, decide soltar un “¡genial!” ante el plan de sus padres. No obstante, esa tarde es la ‘season finale’ de ‘Perdidos’ y realmente preferiría quedarse en casa. Ya por la noche, de vuelta al hogar, empezaron a hablar del día para descubrir que todos se habían aburrido como ostras y que habían aceptado el plan pensando que el resto sería más feliz así.

‘Noche loca’, la última comedia de Shawn Levy (‘Una docena en casa’), parte de una premisa parecida a la de Avilene: de tan buenos que queremos ser con nuestra pareja, terminamos cayendo en rutinas marcadas por la inútil originalidad del tic-tac del reloj y las hojas del calendario. Para Steve Carell y Tina Fey todo cambia en una de esas noches premeditadas cuando, de repente, hacen algo imprevisto que desencadenará en una serie de catastróficas, pero divertidas, desdichas.

La cinta se enmarca en un género que baila en un limbo entre la acción y la comedia. Es un evidente esfuerzo por llevar a sus dos protagonistas, estrellas mediáticas en EE.UU., a desarrollar a lo grande sus talentos para provocar la risa. Una intención admirable que se queda a medio camino de todo y que, probablemente, les haga reflexionar sobre por qué los guionistas de cine no son capaces de sacar en dos horas todo lo bueno que vemos en 20 minutos de un capítulo de televisión.

En cualquier caso, con ‘Noche loca’ la sonrisa siempre está presente y el entretenimiento, asegurado. Carrel y Fey les dejarán, entre gags y cameos de lujo, la pregunta del millón: ¿Estamos yendo hacia Avilene?

Steve Carell

No sé si les pasa, pero yo tengo una serie de actores fetiche que, hagan lo que hagan, siempre me parecen perfectos. Y sé que no lo son. El originador de esta lista fue Jackie Chan, del que algún día les contaré cómo nos conocimos –una bonita historia de amor y artes marciales-. Pero hoy les quiero hablar de Steve Carell, un más que cuarentón que considero uno de los grandes genios de la comedia moderna.

La primera vez que presté atención a lo que Carrell decía fue, precisamente, en una película en la que tiene muy, muy, muy pocas líneas de texto: ‘Pequeña Miss Sunshine’. Sin embargo, su papel me pareció absolutamente glorioso. Fue, quizás, el personaje más ‘distinto’ de todos los que ha interpretado, ya que estaba muy alejado de histrionismos, expresiones faciales, voces hilarantes y una gestualidad de desternillante.

Carell ganó fama gracias a su participación en el show televisivo ‘Friday Night Live’ que, como otros antes que él –Jim Carrey, Jack Black-, supo aprovechar como trampolín a la fama. ‘Virgen a los 40’, por ejemplo, es una comedia que, si no estuviera él, sería una patochada sin gracia. No obstante, me encanta. Incluso la malísima ‘Superagente 86’ me resultó divertida.

Pero el gran éxito de Steve Carell no ha llegado por la gran pantalla, sino por televisión. Hace poco les hablaba de la serie que él protagoniza majestuosamente, ‘The Office’. Michael Scott es uno de los personajes más emblemáticos de la televisión americana y uno de los guiños más irónicos, ácidos y maravillosos que se le pueden hacer a la sempiterna crisis económica.

Hoy se estrena ‘Menuda Noche’, en la que comparte escenario con la otra colosa de la comedia americana, Tina Fey (30 Rock). Tiene aires de comedia malucha, pero estoy deseando verla. Mientras, mantendré la esperanza de que algún acaudalado productor vea, otra vez, ‘Pequeña Miss Sunshine’ y diga aquello de “¿quién es ese muchazo? ¡Démosle un papel como Dios manda!”