Cuando los superhéroes tenía complejos

Hubo una época en la que los héroes del cómic tenían complejos: la gran pantalla les intimidaba. El cine les prestaba atención, pero con cierto resentimiento, como el que pide postre y solo toma una cucharada, para no empacharse. «Sí, es una película pero no es cine de verdad», parecían decir. Que Tim Burton hiciera un film de Batman era una excentricidad de genio. Las cintas de Spiderman, Hulk y el Capitán América que decoraban la estantería del videoclub eran mitos para niños curiosos. En aquella época nadie se tomaba en serio a alguien que vestía mallas o que luchaba contra el Doctor Muerte.

Y de repente, ¡pum!, todos quieren un superhéroe.

No hay medida. De un día para otro, el cine de cómics es un género que produce las películas más taquilleras del año. Algo demasiado suculento que los grandes estudios están exprimiendo hasta la saciedad. Conste que estoy encantado, yo era de los que miraban la estantería del videoclub y me preguntaba por qué no se harían más. Pero, seamos francos, nos estamos pasando y las productoras están enfrascadas en un «yo más» muy peligroso.

En camino está ‘Los Vengadores 2: la era de Ultrón’, con la secuela de ‘El Capitán América’, el inicio de ‘Los Guardianes de la Galaxia’, los orígenes de ‘El Hombre Hormiga’ y ‘Doctor Extraño’, las futuras series de Daredevil, Luke Cage, Puño de Hierro y Jessica Jones, la ya emitida ‘Agentes de SHIELD’ y los dibujos animados en Cartoon Network. Además, ya está cerrado el guión del relanzamiento de ‘Los 4 Fantásticos’, se acercan los estrenos de ‘X-Men: Días del futuro pasado’ y de ‘El Asombroso Spiderman 2’; y ya está confirmada la película de ‘Los seis siniestros’.

Al otro lado, ‘Batman vs. Superman’, en la que aparecerá Robin y arranca la trilogía para Wonder Woman;  veremos si también la de Aquaman. Arrow en la televisión, con el detective Gordon, Flash y Constantine en preproducción.

Repartan todos los estrenos de cine y televisión a lo largo del año y, ahí lo tienen, ni un mes sin héroes en la pantalla. ¿Terminará esta vorágine o se instaurará como un género reconocido? ¿Se han fijado que las películas de cómics tienden a convertirse en episodios de una saga más grande? ¿Son las películas de cómics las ‘series de televisión’ más caras de la historia?

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La resaca de los superhéroes

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‘The Superheroes Hangover’ (La Resaca de los Superhéores), un pequeño corto francés rodado por los amigos de ‘GoldenMoustacheVideo’. ¿Qué pasa después de que Batman, Spiderman, Superman, Mr. Fantástico, La Mujer Invisible, Green Lantern… y un largo etcétera de héroes del cómic se den la fiesta más grande de la historia? No se pierdan esta ‘heróica’ versión de ‘Resacón en Las Vegas’.

Kick-Ass 2: con un par

La noche era más segura con los calcetines por encima del pijama. Vigilábamos el pasillo con el sentido arácnido afilado y la destreza sobrehumana en tensión. Nadie sabía qué misterios podía esconder la cortina del pasillo, las sombras de la cocina o las cajas que se apilaban bajo el somier de la cama. Si alguna vez fueron héroes por accidente y pensaron, con toda lógica, que ser superhéroe era una vocación por descubrir, entenderán por qué Dave Lizewski (Aaron Taylor-Johnson) decidió ponerse la máscara de Kick-Ass.

Digamos que si ‘Kick-Ass’ (Matthew Vaughn, 2010) fue la humanización de Spiderman, ‘Kick-Ass 2: con un par’ lo es de Los Vengadores -o La Liga de la Justicia-. La historia (guiada siempre bajo los parámetros del fantástico cómic original de Mark Millar y John Romita Jr.) retoma donde lo dejamos hace unos años, siguiendo una estela similar a la evolución de las redes sociales. En 2010 teníamos Youtube, la herramienta que hizo famoso al héroe de barrio Kick-Ass, y en 2013 tenemos Twitter y Facebook, con las que buscar seguidores, amigos y pandillas de superhéroes.

La aparición de Kick-Ass hizo que otras personas decidieran salir a la calle para seguir su ejemplo. Conoceremos al Doctor Gravedad, a Battle Guy, al Coronel Stars (Jim Carrey) y a Zorra Nocturna, entre otros miembros de ‘Justicia Para Siempre’, el equipo de enmascarados que velarán porque el retorcido ‘Hijo Puta’, antes conocido como ‘Bruma Roja’, no destruya la ciudad con su temible grupo de villanos. Y por supuesto está ‘Hit-Girl’ (Chloe Moretz), que merece su propia película.

Jeff Wadlow, su director, tenía un reto formidable: mantener el pulso de Vaughn y demostrar que, pese a su falta de experiencia, podría solventar la secuela. Wadlow cumple (el estudio le ha confiado ‘X-Force’, nueva saga de los ‘X-Men’) y nos regala una entretenida y gamberra película que combina por igual tortas al ejército fan de ‘Crepúsculo’, Justin Bieber y ‘One Direction’ con guiños cómplices a los lectores de cómics. Humor y violencia muy explícita hilvanados con mucho tiento. Difícil no ponerse los calcetines por encima al llegar a casa.

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Ese punto.

La letra ese escrita en imponentes mayúsculas: ‘S’. Pasa tantas veces ignorada -incluso aislada en la tinieblas de una larga noche- entre otras letras que casi no somos conscientes de su presencia. La ‘ese’. No sé quién decidió que había que escribir superhéroes, crearlos de la nada y usarlos como símbolos camuflados en una sociedad de gente repetitiva. Como inspiración cuando el universo conspira en tu contra y la lluvia parece empecinarse en tu tejado.

Me imagino ese momento –¿ven?, otra ese– en el que el escritor vislumbró una ráfaga roja cruzando el cielo y pensó: «¿será un pájaro, un avión?» Probablemente dejó pasar las horas, como el agricultor que mira crecer los espárragos firmes a la orilla del camino. Paciente y calmado. Consciente de que la semilla estaba germinando, de que había algo más. Hasta que se percató: no era un pájaro, no era un avión. Era una ‘S’.

Necesitamos inspiraciones. Ideas que se repitan en nuestra cabeza como el eslogan de un anuncio de televisión: «Nos caemos para aprender a levantarnos», «un gran poder conlleva una responsabilidad», «harás de mi fuerza la tuya». Y así, cuando la enfermedad se cuela en la agenda –siempre se cuela, nunca se invita–, cuando el teléfono no suena, cuando los currículos se apilan en despachos de gente sin vista, cuando la jubilación no satisface, cuando la vocación se empobrece, cuando las lágrimas no hacen justicia, cuando los contratos se rompen… Cuando la página parece que está terminada y no nos dejan poner el punto final. Ese dichoso punto final. Para eso están los héroes, las eses grabadas en el pecho.

Qué difícil lo de encontrar al superhéroe, ¿verdad? Buscamos pijamas azules y capas doradas cruzando todopoderosos la parte más alta del mundo. Buscamos ídolos de masas, fuerzas de la sociedad y chaquetas colgadas en el perchero, extravagantes apariencias sobre el muro y golpes de efecto. Sin embargo, esas inspiraciones están camufladas en nuestras vidas, como las eses en este texto (todas ellas, las 137). Están en la rutina del día a día, anclados al esfuerzo, al tesón y al talento del que se sabe humilde. De aquel que dibuja una victoria con los de dedos de la mano cuando te hace reír. Superhéroes, superheroínas. Inspiraciones. Ese punto.