Iron Man 3: lo que dijimos de Tony Stark

En los últimos años hemos hablado en varias ocasiones del bueno de Tony Stark. Permitan que recupere mis cuatro párrafos favoritos, de cuatro momentos distintos.

(I) Tony Stark es un rico y poderoso imbécil. Un mimado prepotente que nació con los panes de otros bajo el brazo. Malcriado con una fortuna heredada, niño de papá y dependiente absoluto de Pepper Pots, mezcla de secretaria, asistente y ama de llaves de una vida desordenada y jerarquizada por la innovación armamentística. Hijo de la doble moral americana que dicta que la mejor forma de evitar una guerra es matando a los malos. Mujeriego, pendenciero y adicto a la superioridad. Entonces, ¿por qué nos gusta tanto Tony Stark? Porque, en realidad, es un perdedor. Con clase, pero un perdedor. Y las historias de perdedores son las únicas que merecen ser llamadas ‘heroicas’.

(II) Cuando se estrenó la primera parte, coincidía que Marvel acababa de publicar el cómic en el que Spiderman hacía pública su identidad secreta. Esa sinceridad y esa culpa –heredera de Watchmen- son una auténtica revolución en el mundo del héroe. La máscara, el antifaz, la capa, el traje… La era de Internet cambia los términos y el superhéroe no es sólo el que tiene superpoderes, también el que no se esconde (curioso, por cierto, esta vena de autenticidad en la época del Messenger, Facebook, Twitter, Tuenti…)

(III) Iron Man 2 es una honesta película de héroes de acción que esconde sus enormes carencias de guión detrás de dos horas de puro divertimento, espectacularidad visual y momentos épicos que harán que disfruten como enanos. No se acerca, en absoluto, a la profundidad, capacidad narrativa y excelencia de ‘El Caballero Oscuro’. Pero tampoco a bazofias tipo ‘Cuatro Fantásticos’, ‘El Motorista Fantasma’ o la ínclita y paupérrima ‘Catwoman’. La última de Jon Favreau es una correcta continuación de la saga que crece por momentos hasta unos minutos finales absolutamente espectaculares.

(IV, sobre Los Vengadores) Las viñetas que leí y las viñetas que dibujé en mi mente confluyeron delante de mis ojos. Por fin el cine ha creado una escena como las que soñé siendo un niño. Como las que aún viven en mi cofre de cartón. Llego tarde para escribir una crítica que encienda su curiosidad sobre la película. De hecho, no quiero hacerlo. No hoy. Hoy quiero dar las gracias: Gracias, Joss Whedon.

Iron Man 3, el arma letal de Marvel (trailer)

(Actualiza 19/03/2013: Nuevo poster IMAX de Iron Man 3 añadido al final del texto) Quedan menos de dos meses para el estreno de Iron Man 3, el próximo capítulo de Marvel en la saga de Los Vengadores, y el estreno de Shane Black (‘Arma Letal ‘, ‘El último Boy Scout’) como director de la franquicia. El nuevo trailer, que acaba de ver la luz, mantiene el tono oscuro alejado del estilo que le imprimió Jon Favreau a las anteriores entregas.

Robert Downey Jr, Gwyneth Paltrow, Guy Pearce, Rebecca Hall, Ben Kingsley (el Mandarín, prometedor villano) y Don Cheadle protagonizan ‘Iron Man 3’, estreno 26 de abril de 2013.

Tony Stark es un rico y poderoso imbécil. Un mimado prepotente que nació con los panes de otros bajo el brazo. Malcriado con una fortuna heredada, niño de papá y dependiente absoluto de Pepper Pots, mezcla de secretaria, asistente y ama de llaves de una vida desordenada y jerarquizada por la innovación armamentística. Hijo de la doble moral americana que dicta que la mejor forma de evitar una guerra es matando a los malos. Mujeriego, pendenciero y adicto a la superioridad. Entonces, ¿por qué nos gusta tanto Tony Stark? Porque, en realidad, es un perdedor. Con clase, pero un perdedor. Y, las historias de perdedores son las únicas que merecen ser llamadas ‘heroicas’… (¿Quién es Tony Stark?)

Iron Man 2 es una honesta película de héroes de acción que esconde sus enormes carencias de guión detrás de dos horas de puro divertimento, espectacularidad visual y momentos épicos que harán que disfruten como enanos. No se acerca, en absoluto, a la profundidad, capacidad narrativa y excelencia de ‘El Caballero Oscuro’. Pero tampoco a bazofias tipo ‘Cuatro Fantásticos’, ‘El Motorista Fantasma’ o la ínclita y paupérrima ‘Catwoman’. La última de Jon Favreau es una correcta continuación de la saga que crece por momentos hasta unos minutos finales absolutamente espectaculares… (Crítica de Iron Man 2)

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Actualiza: Nuevo poster Iron-Man 3 IMAX

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Tony Stark (II)

Les decía ayer que el final de Iron Man me encanta, cuando Robert Downey Jr. confiesa ante cientos de periodistas que él es el hombre de hierro. Cuando se estrenó la primera parte, coincidía que Marvel acababa de publicar el cómic en el que Spiderman hacía pública su identidad secreta. Esa sinceridad y esa culpa –heredera de Watchmen- son una auténtica revolución en el mundo del héroe. La máscara, el antifaz, la capa, el traje… La era de Internet cambia los términos y el superhéroe no es sólo el que tiene superpoderes, también el que no se esconde (curioso, por cierto, esta vena de autenticidad en la época del Messenger, Facebook, Twitter, Tuenti…) Permítanme recordar aquél soberbio monólogo del fallecido David Carradine en Kill Bill 2. No se olviden de aplaudir:

“Como sabes, soy bastante aficionado a los cómics. Especialmente a los de superhéroes. Encuentro fascinante toda la mitología que envuelve a los superhéroes. Elijamos a mi superhéroe favorito: Superman. No es un gran cómic. No está especialmente bien dibujado. Pero la mitología… la mitología no es solamente grandiosa, es única.

Uno de los elementos principales de la mitología del superhéroe es que hay un superhéroe y hay un alter ego. Batman es en realidad Bruce Wayne, Spiderman es en realidad Peter Parker. Cuando ese personaje se levanta por la mañana, es Peter Parker. Tiene que ponerse un disfraz para convertirse en Spiderman. Y es ahí, en esa característica, donde Superman es único. Supermán no se convirtió en Superman. Superman nació Superman.

Cuando Superman se levanta por la mañana, él es Superman. Su alter ego es Clark Kent. Su traje con la gran S roja es la manta que le envolvía siendo un bebé cuando los Kent le encontraron. Ésa es su ropa. Lo que lleva Kent -las gafas, el traje de negocios- es el disfraz. Es el disfraz que Superman lleva para integrarse entre nosotros. Clark Kent es tal como Superman nos ve a nosotros. ¿Y cuáles son las características de Clark Kent? Es débil, es inseguro, es un cobarde. Clark Kent es la crítica de Superman a toda la raza humana».

Tony Stark (I)

Tony Stark es un rico y poderoso imbécil. Un mimado prepotente que nació con los panes de otros bajo el brazo. Malcriado con una fortuna heredada, niño de papá y dependiente absoluto de Pepper Pots, mezcla de secretaria, asistente y ama de llaves de una vida desordenada y jerarquizada por la innovación armamentística. Hijo de la doble moral americana que dicta que la mejor forma de evitar una guerra es matando a los malos. Mujeriego, pendenciero y adicto a la superioridad. Entonces, ¿por qué nos gusta tanto Tony Stark? Porque, en realidad, es un perdedor. Con clase, pero un perdedor. Y, las historias de perdedores son las únicas que merecen ser llamadas ‘heroicas’.

Pese a que hace muchos años desde que Stan Lee creara el personaje de Tony Stark, realmente no le conocí hasta hace poco. Fue gracias al primer tomo de ‘Los Vengadores: Ultimates’, una versión adulta y actual del principal grupo de justicieros de la Marvel. En esta serie, Stark es un alcohólico empedernido, una enfermedad que potencia el perfil más atractivo del genio industrial: la soledad del héroe.

Stark es lo más parecido al Bruce Wayne de Gotham, pero sin la oscuridad enigmática del Hombre Murciélago. De hecho, Stark apuesta por los rojos y amarillos llamativos, colores para fardar mientras vuela con la tecnología que él mismo ha creado.

Robert Downey Jr. es, sin duda, lo mejor de la versión en la gran pantalla. El enorme ego del actor es una maravillosa baza para asentar al personaje. Downey, al igual que Johnny Depp en sus películas, ejerce un poderoso carisma que minimizó, incluso, al genial Jeff Bridges o a la elegante Gwyneth Paltrow. La cinta, sin gozar de la calidad que desprende El Caballero Oscuro, es una estupenda elección para satisfacer el entretenimiento. Y tiene uno de esos finales que te dejan con la sonrisa en la boca: “Yo soy Iron Man”.