La Vaquilla

Una vez más, perdonen mi ignorancia. Debo ser uno de los pocos seres vivos que no sabe posicionarse en el debate de las corridas de toros. Y tampoco sé si alegrarme por lo de Cataluña, la verdad. Una vez vi al Fandi torear en Granada -no sé cuántos enemigos acérrimos habrán estado en una plaza- y, hasta que cayó la primera gota de sangre, me pareció un espectáculo estético. Casi una coreografía de danza clásica: el vaivén de la tela, la arena vibrando, la musicalidad del respetable. Los ojos del torero no transmitían odio, ira ni violencia. Era más bien un diálogo callado y punzante. Blancas y negras, jaques y mates. Pero el rojo sobre el albero, los jadeos de la bestia y el aliento a una muerte en directo, consiguieron estremecerme hasta apartar la mirada.

Ayer, de la tasca más respetable al prostíbulo más sibilino, la discusión era acalorada. Dos bandos que clamaban al cielo por la vida o por la tradición o por la naturaleza o por el arte o por el turismo o por la educación o por los cuernos de la Bernarda. El toro, quizás la imagen más exportada de España, seguía de izquierda a derecha una batalla histórica.

No quisiera trivializar ni abusar de la demagogia pero, ¿tan importante es? ¿Cómo es posible que montemos estos pollos por una tradición y no por el hambre, el paro, la falta de médicos, los contratos basura, las compañías de telefonía….? Les insisto en que puede que mi valoración del asunto requiera de un estudio profundo y sosegado de la relevancia de los cuatro políticos catalanes de turno.

Luis García Berlanga y Rafael Azcona escribieron en 1985 uno de los mejores diálogos del cine español. Los últimos minutos de ‘La Vaquilla’, en los que los toreros de ambos bandos, viejos amigos, se despiden después de pelearse por la potestad del animal, que yace muerto en mitad del campo de batalla.

-A ver si se acaba esto de una vez y formamos cuadrilla, porque tú poniendo banderillas…

-Yo para eso, ya sabes, soy figura…

(les gritan desde sus respectivos barracones)

-Si es que ya no hay afición

-Lo que hay es muy mala leche

-Si ves al Tejaillo, dale recuerdos

-¿Al Tejaillo? ¡Si la palmó en Valencia!

-¿Un toro?

-El hambre

-No somos nadie