Vikingos vs. Juego de Tronos

Terminada la primera temporada de ‘Vikingos’, la serie del Canal Historia, uno entiende las comparaciones que ha provocado con ‘Juego de Tronos’. De hecho, comprendo que haya surgido un nutrido grupo que prefieran la leyenda de Ragnar Lothbrok al complejo universo creado por la HBO. Y digo HBO y no George R.R. Martin porque aquí estamos comparando dos series de televisión, algo que es, sin duda, el quid de la cuestión.

‘Vikingos’ no tiene detrás una compleja serie de novelas que generan su guión. Es un producto por y para la televisión. ‘Juego de Tronos’, sin embargo, pese a ser una gran adaptación, es un universo escrito y pensado para el papel; para el lector que gusta de imaginar la pradera por la que cabalga Jaime Lannister y el emblema que decora la casa de los Stark. Eso ha provocado que ‘Juego de Tronos’, la serie, sea extremadamente compleja –sobre todo a partir de la tercera temporada– para el espectador que no ha leído los libros. Bueno, no para todos. Pero estoy seguro de que conocen a alguien que les ha dicho aquello de «yo me he perdido, ¿y este quién era?»

La serie del Canal Historia utiliza los mismos elementos que la saga de Hielo y Fuego: personajes carismáticos, traiciones políticas, luchas de clanes, tierras desconocidas… Con la notable diferencia de que ‘Vikingos’ nunca se separa de ‘lo real’. Quiero decir. Todo, hasta las visiones más inauditas del Ragnarok, tienen una explicación racional. La religión y las creencias, además, juegan también un  papel fundamental, justificando guerras y culturas, demostrando que amigos y enemigos no están tan lejos de un mismo cielo.

(Por cierto, me fascina la idea del Valhalla de los vikingos: vivir sin miedo a la muerte, solo miedo a no vivir con la suficiente dignidad como para que no te dejen entrar en el Valhalla).

Entonces qué, ¿‘Vikingos’ o ‘Juego de Tronos’? ‘Vikingos’ tiene a su favor la sencillez de una historia clara, concisa y bien narrada. ‘Juego de Tronos’ es una saga colosal que va más allá de las fronteras de la televisión. Yo, si fuera usted, vería las dos series y me leería las novelas de Martin. No necesariamente en ese orden.

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