Los vampiros oscarizables

Ya sé, ya sé. Las listas de los favoritos para las quinielas de los Oscar las hacen los propios productores de las películas. Sí, correcto. Pero es que ellos son también los que terminan votando -y comprando votos-, así que más nos vale escuchar con atención los nombres que van pululando por la red. Obviando a la que ya hemos mencionado hasta la saciedad (‘La red social’, ups, lo he vuelto a hacer), hay dos nombres que me tienen intrigado: Robert Pattinson y Kristen Stewart.

Los protagonistas de la saga más importante del cine moderno*, ‘Crepúsculo’, han demostrado que su azaroso trabajo interpretativo magnificado por las excelentes críticas repetidas por todos los rincones del planeta no eran más que la punta del iceberg.

El bueno de Pattinson ha encantado con el personaje Jacob Jankowski, el protagonista de ‘Water for Elephants’, basada en la novela homónima en la que un anciano de 90 años recuerda su vida durante la Gran Depresión y el trabajo que le salvó la vida: cuidador de elefantes en un circo ambulante.

La rebelde Stewart, por su parte, encandila con su papel de joven stripper y prostituta que, después de una curiosa vuelta del destino, obtendrá una segunda oportunidad para rehacer su vida junto a un hombre que no la trata como un objeto, sino como una mujer (“walking down the street, Pretty Womaaaan…”).

Así que ya lo ven. Crepúsculo no era una película ñoña, con un guión vacuo repleto de clichés estúpidos y, posiblemente, la peor interpretación de un vampiro, muy por debajo de la de Chiquito de la Calzada en ‘Brácula, el condemor de la pradera’. No. Crepúsculo era una cantera de artistas.