Reinventar monstruos

El absurdo está llegando a unos límites insultantes. Pasa que a alguien, un día, se le ocurriera rodar una versión distinta de la historia clásica. Qué se yo, una vuelta de tuerca al mundo del vampiro, por ejemplo. Pero esto de jugar con total impunidad con personajes, mitos y leyendas debería estar prohibido. Y no pretendo exagerar, lo digo en serio: prohibido. ¿Tan difícil es inventar algo nuevo? ¿De verdad la única opción para rodar una película cutre que venda es ‘Yo, Frankenstein’? ¿Por qué hay que recurrir a los monstruos clásicos con tanta frecuencia?

Hacía tiempo que una película no cosechaba una crítica tan unánime. El film dirigido por Stuart Beattie, guionista de ‘G.I.Joe’ o ‘Piratas del Caribe: En mareas misteriosas’, suma una puntuación muy dura en las principales webs de votación: un 5,2 sobre 10 en imdb, un 30 sobre 100 en Metacritic, un 4 sobre 100 en RottenTomatoes y un 3,7 sobre 10 en Filmaffinity. Lo que viene siendo un truñaco reconocido, vamos.

La cosa es que ‘Yo, Frankenstein’ prometía una versión actualizada del clásico de Mary Shelley con un protagonista de cierto carisma y talento reconocido, Aaron Eckhart (‘El Caballero Ocuro’). Y, encima, basada en una novela gráfica, con lo que eso vende hoy día. Pues bien. Mientras la cinta se da un batacazo monumental, llegan las primeras imágenes de ‘Dracula: la leyenda jamás contada’. Repito: ‘la-leyenda-jamás-contada’. Que estará protagonizada por el guapo y elegante Luke Evans (‘El Hobbit’). Sí, lo sé, lo tiene todo: truño a la vista.

Entiendo que el mundo del monstruo es muy atractivo. Tienen tantos elementos románticos, dramáticos y emocionantes, que es perfecto para casi cualquier tipo de historia. Pero igualmente estoy convencido de que tiene que haber cineastas capaces de incorporar todo lo bueno de los monstruos a sus creaciones sin entrar en la burda versión. Pienso en artistas como Guillermo del Toro, que probablemente sea uno de los mayores amantes del monstruo clásico, y que, sin embargo, nunca los ha utilizado en vano. Para él sí son una inspiración.

 

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