2012: El fin del mundo es tan aburrido

Tres horas después, la cinta sólo deja una posibilidad que puede contentar al espectador: Si realmente se acabara el mundo dentro de 3 años no tendríamos que ver mojones tan monumentales como 2012. Y es que, el único mérito de la última aventura de Roland Emmerich, director afanado en destruir el mundo (El día de Mañana, Independence Day), es unificar todos los tópicos de lo que científicamente se conoce como “americanada”.

Tranquilos, no les estropeo la película. Más que nada porque la historia, pese a la ironía, es bien conocida por todos: el fin del mundo. Pero además, esa historia tan manida de maremotos gigantes, terremotos puñeteros y explosiones que empujan al coche del protagonista por encima del acantilado no añade nada a sus antecedentes directas. Bueno sí, le añade una primera hora innecesaria de diálogos vacios que sólo sirven para crear un estado de ansiedad en el espectador que, obviamente, entró en la sala en busca de acción, entretenimiento y efectos especiales, y se encontró con un bodrio de las tres de la tarde.

Efectos que, por cierto, son la gran decepción de la película. En especial las escenas del coche huyendo por la ciudad. Lamentables.

Con un director cuyo mayor mérito es haber sido el que más personas ha matado en pantalla de la historia del cine -sí, por encima de Rambo IV, que ya es decir-, los actores tampoco se salvan. Incomprensible la carrera del protagonista de 2012, un John Cusack irreconocible que ha perdido el norte a la hora de elegir sus -escasos- papeles en cine y que interpreta a un escritor que ya había ficcionado la destrucción del planeta. Chiwetel Ejiofor, el ciéntifico que descubre que el mundo se está sobrecalentando, pone algo de carisma en pantalla y ánima a presagiar que, en proyectos bien realizados (como fue el caso de Serenity, de Josh Whedon), puede ser un actor muy versátil. Capítulo especial el de Woody Harrelson, lamentable parodia de sí mismo que sólo puede ser rebatida por su papel en la aún por estrenar en España ‘Zombieland’. La parte femenina la pone Amanda Peet; excelente trabajo en pantalla excepto cuando abre la boca.

El resto de actores son, en su mayoría, reconocidos en el mundo de la televisión. Algo que no es de extrañar porque, como ya ha anunciado Emmerich, el plan es crear ahora una serie para la tv que cuente lo que pasa después de la película.

Por si no les he convencido, insistiré: bazofia aburrida y sin sentido que pone el acento en unos efectos que ya están muy vistos. La historia, no aporta nada. Si quieren ver el fin del mundo, la elección está clara, al videoclub: ‘Deep Impact‘.