Sally Menke

El negocio del cine es una prostituta muy caprichosa. Cuando se promociona una película se utilizan los mismos elementos de siempre: Dirigida y escrita por, de los productores de, con la participación de tal o cual actor… Siempre quedan en la sombra miembros vitales para el funcionamiento de un rodaje y para que el resultado final sea tan espectacular.

Por ejemplo: El tipo que sujeta el micrófono. O el cámara, sin ir más lejos. Los conductores que llevan a los actores de una punta a otra para que estén preparados al grito de ‘acción’. Supongo que si eres consciente de la cantidad de gente que participa en la monumental aventura de rodar una película es cuando empiezas a ver como una falta de respeto levantarte de la butaca cuando los títulos de crédito aún están en la pantalla. Pero eso es otra historia.

Ha muerto Sally Menke. No, no había escuchado nunca este nombre. Pero puedo imaginar lo mucho que ha perdido el mundo del cine. Ella ha sido la editora de todos -todos- los filmes de Quentin Tarantino. Y eso es un currículum impresionante. Me imagino a los dos, encerrados en una sala de montaje, discutiendo sobre cómo montar alguna escena del combate de La Novia contra los 88 locos en Kill Bill 2. O la espectacular apertura de ‘Malditos Bastardos’, con aquella tensión tan aplastante sobre los judíos que se escondían bajo el suelo del temible Hans Landa. ¿Y el cruce de miradas de John Travolta y Uma Thurman? Qué trabajo tan bonito.

Menke ha aparecido muerta en el fondo de un barranco. Al parecer sacó a su perro de paseo y, no se sabe cómo, cayó. Unos dicen que fue un golpe de calor, otros, más perversos, unen maquiavélicos hilos entre los guiones de Tarantino y la también estrambótica muerte de David Carradine.