Gru, mi villano favorito

Sin entrar en el a veces absurdo e incomprensible trabajo de los traductores de títulos de películas para darles el sentido que ellos creen que deberían tener, ‘Gru, mi villano favorito’ (‘Despicable me’, en castellano ‘Despreciable yo’) es una cinta divertida. Aunque su previsibilidad, su poca ambición narrativa y algunos clichés que ya se hacen pesados, la ponen en la línea de ‘Shrek 4’, ‘Madagascar’ o ‘Kung Fu Panda’. Nada de ‘Wall-E’, ‘Up’ o ‘Toy Story 3’.

Pero, en cualquier caso, les encantará a los niños -que al final son los que mandan-. Gru es una especie de mezcla entre Fétido Adams y el vampiro de Barrio Sésamo. Es un tipo con éxito en su trabajo: ser malo. A lo largo de carrera de fechorías memorables, ha conseguido hacerse con un hueco en el ‘hall’ de la fama de la perversión. Todo es perfecto hasta que aparece Vector, un malo más joven y con más medios que él, que deja al planeta atónito cuando consigue cambiar una pirámide por una versión hinchable. La prensa le califica como el nuevo mejor malo de la Tierra, lo que hará que Gru decida tomar cartas en el asunto con un plan maestro: robar la Luna.

La lección moral de la película la imparten tres niñas huérfanas con un tremendo parecido a Pocoyó, Dora la Exploradora y Selena Gómez, que obligarán a Gru a cambiar sus terroríficas costumbres. Mención especial para los pequeños panchitos amarillos, majísimos; carne de cañón del Happy Meal.

Cosas que no la hacen más divertida: ¿De dónde viene esta moda de que en todas las películas de animación tenga que haber un número musical de boogie salsa o cualquier otra variante de baile movidito? ¿Merece la pena pagar una entrada en 3D por una o dos escenas? Y, lo más importante, ¿realmente era necesario poner a David Bisbal a cantar en los títulos de crédito con una canción que no pega nada de nada de nada con el resto de la película?

Lo mejor de la película fue coincidir con algunos artistas de Kandor (‘El Lince Perdido’, ‘La Dama y la Muerte’) en la sala y saber que ya queda menos para su próximo trabajo, que seguro que se come con patatas a estos villanos de pacotilla.