Recuerde, recuerden

“Recuerden, recuerden, el cinco de noviembre. Conspiración, pólvora y traición. No veo la demora y siempre es la hora para evocarla sin dilación”. ¿Qué casualidad, no? La campaña política por el gobierno español arranca, justo, una jornada antes del día que inspiró a la novela gráfica de Alan Moore, a la película de los Wachowsky y, claro, a la revolución de indignados que levantó los twitters de Europa. Y las calles.

Las máscaras de ‘V’ se han convertido en un icono político e ideológico que, seguro, veremos en más de una ocasión durante las próximas dos semanas. Y, me van a perdonar, pero qué pérdida de tiempo y energía lo de ponerse las máscaras, salir a la calle, gritar, patalear y maldecir si, luego, a la hora de la verdad, no echamos la papeleta.

Según el CIS, el vuelco electoral es más que probable. Un dato tan abrumador que puede acarrear una consecuencia poco deseable: un escaso porcentaje de votación. ¿Por qué salir del brasero cuando todo está decidido? No soy el más indicado para hablar de política ni de políticos. Soy un ignorante confeso. Pero sí puedo hablar como ciudadano y afirmar que, mientras que las campañas políticas estén pensadas para los fanáticos de un partido, mientras que no se acepten los errores y las bondades de las iniciativas de otros, mientras seamos tan cegatos como para apoyar a un partido porque sí, porque es el mío, porque es mi equipo, porque son los buenos y los otros son los malos, mientras no se nos trate como personas, esto no nos va a importar.

Y nos tiene que importar.

Hay una frase que no deben olvidar. Salgan o no salgan a la calle, vayan o no de manifestación, estén o no indignados: “Bajo esta máscara hay algo más que carne y hueso. Bajo esta máscara hay unos ideales, Señor Creedy. Y los ideales son a prueba de bala”.

Piensen, decidan y voten. Esa es la revolución del, recuerden, recuerden, 5 de noviembre.