El truco de Tesla

Hacía mucho tiempo que no pillaba una película en la tele con tantas ganas: ‘El truco final’ (Christopher Nolan, 2006). No la había vuelto a ver desde que se proyectara en el cine y, la verdad, quería confirmar si la positiva sensación que tenía de la cinta era justificada. Y sí, terminé encantado con el trabajo de Nolan, me apasiona su forma de contar historias. Pero recuperé dos conclusiones que tenía guardadas en la papelera de reciclaje:

La primera es el problema tan enorme que sufre la película ante espectadores sabuesos. Ya saben, esos que disfrutan imaginando qué es lo que va a pasar. O que revelan a voz en grito un chispazo de genialidad que tiene pinta de terminar sucediendo. A mí me pasó con ‘El truco final’. Y la culpa la tiene el fantástico monólogo de con el que arranca Michael Caine: “Todo truco de magia tiene tres partes: la presentación, el desarrollo y el prestigio”. Sus palabras resonaron en mi cabeza como si fueran un reto personal a descubrir el truco antes de tiempo. Y lo hice. Demasiado rápido. Y me pasé el resto de la proyección corroborando mi teoría que, paso a paso, desprestigiaba mi diversión… Aunque, lo cierto es que el final, el final-final, no lo esperaba. Siempre pensé que eso era lo que Nolan quería conseguir con los espectadores como yo: “no sois tan listos”.

La segunda es un comentario que dijo Antonyo, un amigo, nada más salir de la sala: “Quiero una película de Tesla”. Era cierto. Los personajes que interpretan David Bowie y Andy Serkis son una especie de Sherlock y Watson del oscurantismo científico, dos antihéroes carismáticos que despiertan la imaginación con un infinito mundo de posibilidades. ¿Se imaginan una película que narrase el duelo entre Tesla y Edison por conquistar la energía?

Hace poco leí ‘Yo y la energía’ (Editorial Turner), un libro que contiene dos textos hasta ahora inéditos en castellano escritos por el propio Nikola Tesla. Cuanto más sé de él, más creo que sería el personaje idóneo para el primer spin-off de Christopher Nolan. Además, ¿no sería genial ver a David Bowie protagonizando el guion?