Spielberg y su fórmula

No he visto ‘War Horse’; quedan horas para ponerle remedio. Me gustaría compartir con ustedes las expectativas que guardo para la última de Spielberg. El director perdió mi confianza ciega tras Indiana Jones 4 y la chorrada de cristal. Todavía me pregunto por qué alguien querría estropear su legado con un sacadinero tan bobalicón. Pero sería necio e injusto no esperar con ciertas esperanzas un trabajo de el salvador de Ryan, el pirata de Garfio, el escriba de Schindler.

En los últimos meses se ha recriminado con intensidad la conocida ‘Fórmula Spielberg’. A saber: personajes con intenciones fácilmente visibles, niños y jóvenes aventureros, familias en busca de su lugar y un mensaje visceralmente humano. Por mi parte, no le veo la pega, la verdad. Está demostrado que cuando Spielberg es fiel a Spielberg consigue erizar el vello con facilidad. Y eso es, precisamente, lo que espero de ‘War Horse’.

Si hay un director que tenga una especial mano para tratar la relación del hombre con la bestia (un extraterrestre, un perro, un dinosaurio), ese es él. Estoy absolutamente convencido de que el pequeño Steven tuvo una amistad muy intensa con un perro que le dejó marcado de por vida. Eso explicaría su perfecto dibujo de las emociones. Se lo digo porque cada vez que veo una de las criaturas a las que Spielberg se ha empeñado en dar valores humanos, veo a mi perro. Y, si tienen perro, ya saben lo que eso implica: un pellizco estomacal.

Visualmente sí que no cabe duda: si mantiene el nivel del trailer, será espectacular. ¿No les parece alucinante el primer plano del ojo del caballo protagonista, la prometedora batalla, los campos que parecen sacados de una pintura impresionista?