Antes del antes

Hace poco, un tipo me dijo que no había visto ‘Regreso al futuro’. Le pregunté que cómo era posible. E insistí en todos los matices de la pregunta. Más que nada, por la alta probabilidad de que pongas la televisión un sábado por la mañana y te encuentres a Marty al volante del Delorean, en cualquiera de sus entregas. Pero que no, que no la había visto. «Nunca». Lejos de reprobar, le confesé mi más sincera envidia. ¿Se imaginan llegar al cine -o al salón de su casa- y encontrarse con una película tan fantástica?

Al tiempo escuché una conversación entre dos compañeros, en la redacción del periódico. Uno decía que no había visto ‘El club de la lucha’, no por nada, sino porque nunca le había llamado la atención. Lo de la violencia y eso, decía. El otro, asombrado, le invitó a que la buscara en el videoclub y la viera con atención porque es mucho más de lo que aparenta. Yo, que no podría estar más de acuerdo con la sugerencia, volví a pensar: «qué envidia».

Y en esas estoy cuando Amanda, la documentalista que ‘te recuerda’, me cuenta que se muere de ganas de ver ‘Antes del anochecer’, que le encantan las otras dos, que son dos joyitas. Y me pregunta si la he visto ya. Pues no, respondo, no he visto la tercera ni ninguna de las dos anteriores. «¡Qué envidia!», exhala, «te van a encantar», añade, «ojalá no las hubiera visto y me las encontrara de golpe».

La trilogía protagonizada por Ethan Hawke y Julie Delpy cuenta con toda una generación enamorada de ellos y de su forma de hablar. Y yo, sin embargo, la he esquivado casi sin querer, apuntándola cada cierto tiempo en la lista de pendientes. Me he propuesto ver ‘Antes del amanecer’ (1995) y ‘Antes del atardecer’ (2004), antes de que quiten ‘Antes del anochecer’ de las salas. ¿Ven? Antes del antes.

Así podré decir aquello de «qué envidia» cuando conozca a alguien que no la haya visto. O lo mismo le recomiendo que vea otra vez ‘Regreso al futuro’ o ‘El club de la lucha’. A saber.