Temporada 5: Volver

Nunca llegas a volver del todo. Quiero decir. La ida siempre es emocionante, rápida, como un flashback que resuelve el misterio al final del tercer acto. Volver es otra cosa. Volver no acaba. Vuelves con la mochila cargada de lecciones que atesorarás el resto de tus días y con una promesa de cambio que afectará a esas pequeñas decisiones que conformaban la rutina. Vamos convencidos de que al otro lado del camino –la carretera, el cielo, el océano– nos espera una actualización de nuestro sistema operativo que se instalará como si fuéramos un teléfono móvil, completando la bio y otorgando nuevas misiones que latían inconscientes. Y volvemos resueltos, orgullosos, siempre distintos.

Los viajes tienen un aura inevitable de película. El verano es el cómplice perfecto para rodar aventuras que glorifican la normalidad. Es la poética del turista que reconoce el monumento, la calle, el evento, y pronuncia: «yo estuve allí». Capaces de entender que el mundo siempre será más grande de lo que decían los libros de texto; de albergar empatía y humildad. Y entonces es cuando aceptamos que somos un pequeño error más, que somos un perdedor más, y que, por tanto, podemos ser un héroe más. Como en las películas.

Dejé las maletas de mi último viaje mientras el ‘Get Lucky’ de Daft Punk consumía el silencio propio del que agota sus vacaciones. El revoltijo de ropa, recuerdos y papeles arrugados me recordó al estropicio que un ‘kaiju’ –un monstruo gigante– haría con Tokio a sus pies. Es hora de sacar la libreta y empezar a escribir otra vez mientras otros emprenden sus idas y venidas por donde quiera que nazcan, en busca de una cura zombie o una revolución mutante. Lo que sea, con tal de viajar.

Volvemos por quinta vez para hablar de cine o de algo parecido al cine. Espero que el sol les haya sonreído y que hayan bailado hasta el amanecer con una agradable brisa veraniega. Hablemos de lo que vemos, lo que vimos y de lo que vamos a ver. Hablemos sin tapujos de los reflejos que proyecta el cine en el espectador y de cómo las historias terminan interpretando la realidad. Hablemos de nuestras historias, de nuestros viajes, por pequeños que sean. Idas y venidas. La vuelta que, irónicamente, siempre es un principio.