La fiesta del IVA #BajaEl21

Sólo faltaba que algún estudioso saliera a la palestra para espetar que la sociedad española ha demostrado, una vez más, su insolidaridad con el cine español ya que sólo va a las salas cuando hay rebajas. O fiestas del cine, si gustan. Para todo aquel que esté pensando -o haya pensado- que el cine es de baja calidad o que no interesa o que es un divertimento en vías de extinción, por favor, revise los datos de los dos últimos días. No es un no querer, es un no poder: el precio del cine es excesivo.

La fiesta del cine es una iniciativa que permite al espectador disfrutar durante unos días de un precio por entrada muy reducido. A ver, ¿cómo explican que las salas estén a reventar? ¿Cómo justifican que películas que tenían una audiencia menor hayan subido la media? El dinero, sí, el dinero. Está claro que todos los días no pueden ser festivos. Pero es más claro aún que el 21% de IVA es una medida desproporcionada. ¿Por qué seguimos asistiendo al cierre sistemático de salas de proyección si no queremos que se cierren? ¿Por qué no miramos a países vecinos para ver la diferencia tan brutal? ¿Por qué no, de una vez, aceptamos que nos hemos equivocado con esto y que es hora de frenar y de dar marcha atrás?

El cine no es una necesidad primaria. Lo sabemos. Tal vez, y déjenme jugar al estadista, sí lo sea disfrutar. Sí: disfrutar. Disfrutar del poco tiempo que nos deja un horario laboral asfixiante. Disfrutar del poco tiempo que nos deja la asfixiante entrega de currículum. Disfrutar del poco tiempo que nos deja el día para hacer lo que nos dé la gana. Ya sea leer, hacer deporte, jugar a los videojuegos o, incluso, al cine. ¿Tan grave es entender que esa subida del IVA machaca a los profesionales y aleja a los usuarios?

Los cines merecen una ovación. Su esfuerzo empresarial por no cerrar salas, por ofrecer un servicio impecable, por inventar sesiones especiales, conciertos, reposiciones de clásicos, festivales… Es un ejemplo más de la época tan salvaje que vivimos. No vamos a arreglar la economía del país, pero de algo servirá, estoy seguro: hay que bajar el IVA cultural.

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