Los Guardianes del verano

Uno al cine, en verano, va para regodearse. Para refugiarse del calor infernal de la calle. Para disfrutar del fresquito de la butaca y de la dispersión mental de un entretenimiento básico. Que no lamentable. Básico, es decir: que entretiene de verdad. Qué quieren que les diga, me parece una situación maravillosa y envidiable a todas luces. A ver, que el buen cine, el cine mayúsculo, el que aspira al arte, siempre refresca de alguna manera; pero también se agradecen otras experiencias.

A veces hay sorpresas y, un quince de agosto, te encuentras con un film que aúna ambos esfuerzos. Pero no es lo habitual. La clave está en saber disfrutar de cada época: en invierno, candidatas a los Oscar; en verano, ¡mercenarios, transformers, piratas, naves espaciales y cómics! (Ojo, porque no sabría decir qué estación me gusta más…)

La sensación imperante es que este verano hay poca chicha en la cartelera. Puede que sea cierto. Pero les advierto que hay tres películas en concreto con capacidad para convertir estos meses en algo memorable –cinematográficamente hablando–: ‘El amanecer del planeta de los simios’ (18 de julio), que ha recibido unas críticas alucinantes en Estados Unidos; ‘Cómo entrenar a tu dragón 2’ (1 de agosto), secuela de una de las mejores cintas de animación de los últimos años; y ‘Los Guardianes de la Galaxia’ (14 de agosto), el tapado de Marvel de 2014 que apunta maneras a pelotazo del año.

También tenemos la cuarta entrega de Transformers (8 de agosto), descrita como la peor entrega de la saga pero que sigue haciendo más dinero que un churrero en año nuevo. Por supuesto, ‘Los Mercenarios 3’ (15 de agosto), esa oda al cine de acción que tanto nos emociona a algunos. Y, sin hacer mucho ruido, ‘Lucy’ (22 de agosto), de Luc Besson, que sigue cosechando adeptos gracias a un tráiler sensacional.

Tres bolas extra que han abierto la temporada: ‘The Kings of Summer’, cine indie con aires Goonies; ‘Mil maneras de morder el polvo’, el regreso de Seth -Padre de Familia- MacFarlane; y ‘Open Windows’, del siempre sorprendente Nacho Vigalondo.