2013 en sopa de letras

George y Anne abrieron su casa para hablar del amor. Como el maestro que invita a salir de la noche más oscura, nos enseñaron a volar hacia el lado bueno de las cosas. Aprendimos que las palabras sencillas, mamá, son las que conforman la tela que une el atlas de las nubes, un tejido para amantes pasajeros que buscan mundos fantásticos más allá de Oz.

Llevamos desde el principio de los tiempos dando la nota, como trogloditas que pese a no entender nada de amor y letras, vencen gigantes como si fueran héroes de otra era; una era de metal, de hombres de hierro y acero, héroes que cabalgan entre dos mundos para alcanzar la Tierra prometida. Y mientras suena Rodríguez en la radio del coche –más rápido, más furioso–, sufrimos los efectos secundarios del Oblivion, una droga ilusoria que ya sonaba en la casa del señor Gatsby y que fulmina la mente con preguntas absurdas: ¿ganarían unos robots gigantes del Pacífico a una plaga mundial de zombies? ¿Descubriremos otra Tierra pilotando el Enterprise? ¿Hablaremos con androides?

Walter White nos enseñó a pronunciar su nombre, algo que le confiere una cierta inmortalidad mutante, como el mago que dice «¡ahora me ves!» o el llanero solitario que hace de la épica su bandera y de la espada del valor su mayor orgullo. Y por la gloria de Odín que todos nosotros, toda esta gran familia española, nos manchamos de barro como enmascarados callejeros que no tienen ningún poder para vencer a la gravedad. Prisioneros del tiempo que corre apresurado, como un fórmula 1 que emprende su camino de vuelta, caníbal y ejecutor indefectible de la llegada del fin del mundo.

Y aquí estamos, terminando el año como capitanes de un velero que lucha por ganar el juego, por superar el hambre, por ganar el perdón de Dios sirviendo a los amigos y familiares como leales mayordomos, y enamorando a la noche como un auténtico don Juan. No sufran, no caigan en el frío reino del olvido, salgan a la calle y empiecen su camino como un mediano más, porque no hay esclavitud que dure para siempre: todos los años terminan y todos vuelven a empezar.

(¿Encontraron las 50 películas de 2013? Feliz 2014, amigos, ¡brindo por ustedes!)

finmundo-brindis

De propósitos y cuestas

La primera canción que escuché cuando me levanté el uno de enero de 2013 fue ‘Hopeless Wanderer’, de Mumford and Sons. Todo un himno a mi nuevo año que duró 5 minutos y ocho segundos. Así fue como cumplí mi primer propósito de la lista de objetivos para la nueva temporada: “Empezar el año escuchando ‘Hopeless Wanderer’, de Mumford and Sons”. Tachado. Luego tengo un montón más, pero empezar con buenos resultados siempre fue más esperanzador.

Uno de los objetivos que les concierne viene con respecto a las críticas cinematográficas (o algo parecido a eso) que tanto disfruto haciendo. El otro día, un colega me dijo que hay un ejército de detractores de Salto de Eje porque, cuando no me gusta algo, no me gusta ni la música. Ni los títulos de crédito. Muere hasta el apuntador, que diría aquél. Así que, por un 2013 más optimista y brillante, haré lo posible por ver algo positivo en las películas que desfilarán por los nuevos y flamantes viernes de los doce meses del año.

Estrenos entre los que destacan ‘La noche más oscura’ (Kathryn Bigelow), que se ha convertido en la máxima favorita de los críticos para los Oscars. ‘The Master’ (Paul Thomas Anderson), una de las que más curiosidad me despierta por el talento de su director y la crítica a una sociedad actual repleta de dioses impersonales. También veremos el ‘Amor’ de Michael Haneke, que ya ha ganado cientos de premios por su entrañable trascendencia. Y el ‘Django Desencadenado’ de Quentin Tarantino, el primer gran hype del año que llega arropado de una conglomerada ovación yanqui.

Ovación que se repite con ‘Lincoln’, la vuelta del Steven Spielberg épico e histórico con la batuta de John Williams en pleno rendimiento. Me muero de ganas por ver ‘Bestias del Sur Salvajes’ (Benh Zeitlin), que desde que se estrenó hace más de seis meses al otro lado del océano no hace más que recaudar palabras preciosas. Algo parecido a lo que sucede con ‘El lado bueno de las cosas’ (David O. Russell), que catapulta a la lista de los Oscar a Bradley Cooper (sí, el de ‘Resacón en las Vegas’), Jennifer Lawrence (sí, la de ‘Los Juegos del Hambre’) y Robert De Niro (por favor).

¿Les suenan bien las películas? Pues todas son estrenos de enero. Cuatro semanas. Nos vamos a gastar el aguinaldo en entradas. Menuda cuesta.