Adele y el misterio de la momia

Crecí con el convencimiento absoluto de que las heroínas nunca podrían ser tan interesantes como los héroes. Culpen a los cuentos de hadas, los cómics, las historietas, las películas de acción o a los osos amorosos. Pero es así. Las ‘niñas’ me parecían que sólo podían cumplir con el papel de secundarias de lujo -la princesa Leía- o víctimas a rescatar -Willie, la bailarina del Templo Perdido-. Y, cuando ellas eran las auténticas protagonistas, me parecían fuera de lugar. De hecho, llegué a pensar que la única mujer del planeta que podría interpretar a una auténtica heroína era mi madre, que siempre ha sido muy carismática. El resto, vacías.

No creo que sorprenda a nadie una afirmación tan carca. Esto ha sido así durante mucho tiempo. Pero, por suerte, los guiones han cambiado. El tiempo lo pone todo en su lugar y ahora ellas son las que rescatan, salvan vidas, se meten en líos y tienen una personalidad atractiva, mucho más compleja que la tipa que chilla cuando el malo la captura.

‘Adele y el misterio de la momia’ es un maravilloso ejemplo del cambio. Ella, Adele, encarnada por la guapísima Louise Burgoin, es tan cazarrecompensas como Han Solo, tan intrépida como Indiana Jones y, lo más importante, tan femenina como Ava Gardner. Una especie de Lara Croft sin complejo de videojuego que se adentra en una divertida aventura repleta de acción y humor.

La última película de Luc Besson goza del buen ritmo de su ‘Juana de Arco’ y la chispa de ‘El Quinto Elemento’, con un cierto regustillo a clásico ochentero. Basada en el cómic del francés Tardi, ‘Adele y el misterio de la momia’ les atrapará desde el primer minuto, con un arranque vertiginoso y el soberano encanto de Burgoin, centro absoluto de atención.

Ya hay un buen puñado de películas de aventuras con protagonistas femeninas que merecen nuestra atención. Y ésta es una de ellas. A ver si, con el tiempo, alguna consigue igualar a mi madre.

Luc Besson, gracias

A Luc Besson se le podrían agradecer muchas cosas. Sin entrar al plano personal, claro. Que no digo que sea una persona excelente con unos valores intachables. Ni lo contrario. Vamos, que no tengo ni la menor idea de cómo es él, en realidad. Lo que sí sé, vamos al hecho, es que nos ha hecho uno de los mayores regalos de la historia del cine. Pero antes de desvelar el misterio, hablemos un poco del hombre que hay detrás de los Minimoys.

El fenómeno parisino nos trae a la cartelera ‘Adele y el Misterio de la Momia’, una cinta de aventuras que tengo ganas de ver por dos motivos: me gusta el estilo ‘pop’ de este señor y, al parecer, es un fiel reflejo del cómic en el que se inspira. El Tintín en mujer, lo llaman.

Como para tantos otros, Luc -“yo soy tu padre”- Besson comenzó a ser un nombre de impacto con ‘El Quinto Elemento’. Película en la que Mila Jovovich aún no había vendido su alma al diablo zombie de ‘Resident Evil’ y que consiguió que medio planeta grabara en su retina aquella escena en la que salía desnuda de un ‘huevo espacial’. Bruce Willis, en esta ocasión, era una mezcla entre el impune agente McClane de ‘La Jungla de Cristal’ y el asesino chisposo ‘Falsas Apariencias’.

Pero, las cosas como son, la mayor parte de la obra de Besson está en sus facetas de guionista y productor. Si quieren saciar su curiosidad, busquen en imdb.com (‘international movie data base’) su currículum y empiecen a leer. Dramas, comedias, animación, acción, aventuras, ciencia ficción… De todo un poco.

Y, con la cantidad de cosas bien hechas que ha hecho el bueno de Luc en su vida, debemos darle las gracias por una en particular. ‘León, el profesional’, estupenda cinta de acción protagonizada por Jean Reno que descubrió a la única, inigualable y siempre bella Natalie Portman. Qué regalo, Luc. Qué regalo.