Mi candidato (y II)

Ahora que la campaña electoral está oficialmente inaugurada, quiero darles unas pinceladas de cómo sería mi candidato ideal. Mi político a seguir. No deseo en el poder a nadie dispuesto a tapar la verdad con una estúpida ‘Cortina de Humo’, de las que Conrad Brenan se preguntaba: “¿De qué se enteraron en la guerra del golfo? Un vídeo de una bomba que cae y hace volar un edificio… podría ser una maqueta”.

La crisis está fuera, así que no necesitamos a nadie que nos recuerde lo que no podemos hacer. Que nos deje marchar en busca de la felicidad: “No permitas que nadie diga que eres incapaz de hacer algo, ni si quiera yo. Si tienes un sueño, debes conservarlo. Si quieres algo, sal a buscarlo, y punto. ¿Sabes?, la gente que no logra conseguir sus sueños suele decirles a los demás que tampoco cumplirán los suyos”.

Y, pese a que no debe centrarse en atacar al otro, sí que espero que sea capaz de defendernos con ímpetu. Como a un intocable de Elliot Ness: “Si te amenazan, le sacas una pistola, y si envían a uno de tus hombres al hospital, envía tú a uno de los suyos al purgatorio”. Alguien que no actúe como el títere de otra cabeza, que tenga espíritu y no forme parte de un show: “Han llegado a aburrirnos esos actores que expresan emociones falsas, Truman no tiene nada de falso, sin guión, sin apuntador… es una vida”.

Alguien que, al final del día, sea capaz de revolucionar mi vida. De decir la más cruda de las verdades, en el más selecto club de la lucha: “Veo mucho potencial, pero está desperdiciado. Toda una generación trabajando en gasolineras, sirviendo mesas, o siendo esclavos oficinistas. La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos, no hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seríamos millonarios, dioses del cine, o estrellas del rock. Pero no lo seremos, y poco a poco lo entendemos, lo que hace que estemos muy cabreados”.