Tengo miedo de las purgas rutinarias. Y de que toda la mierda que nos vendieron en las clases de filosofía sobre el equilibrio oriental, el ‘yingyang’ y demás balanzas históricas sea verdad. Con lo bien que se portó Dios con lo de Chile y el rescate de los mineros, ayer nos volvió a poner los pies en su sitio. Meneó cielo, tierra y agua para mandarlo todo a tomar viento. Otra vez. En Sumatra.
Mientras que al otro lado del mundo un tsunami ahoga toda esperanza para un buen puñado de almas, la muerte del pulpo Paul o el último desvarío -graciosísimo, por cierto- de Pérez-Reverte centran nuestros temas de conversación. Qué duro, ¿no?
El incomprendido Jim Carrey -que tiene grandes películas en su haber- protagonizó la mediocre ‘Como Dios’ (‘Bruce Almighty’) hace ya siete años. En la comedia, un tipo llamado a perder releva al todopoderoso Morga Freeman en sus quehaceres diarios. Carrey empezaba a abusar de su recién adquirida magia para ponerle tetas a su novia, hacerse rico y darle caprichos a todos los que le caían en gracia. El único problema era que por cada milagro provocaba una desgracia.
Esta mañana, mientras degustaba un terrible café de máquina y leía sobre el nuevo temblor, me vino a la cabeza el dentón de Ace Ventura. Recordé la escena en la que, nada más descubrir que tenía una gran responsabilidad con el mundo, se vuelve loco buscando soluciones y contestando emails de todos los necesitados del planeta.
“Claro -pensé-, allí no hay Internet”.