Convención en Cedar Rapids

Parecía que todos los estrenos que llegasen con la impronta ‘indie’, por un carril alternativo, fuera de los cánones de los comercial, tenían que ser buenas películas. ‘Win win’, por ejemplo, fue una grata sorpresa. Sin embargo, el intento de Miguel Arteta (‘The Office’) de convertir la aburrida vida de Tim Lippe (Ed Helms) en una experiencia mística para el espectador se queda en un quiero y no puedo repleto de buenas ideas que se estrellan en el rompeolas.

Pues eso: El jefe de Tim Lippe quiere que sustituya a su mejor vendedor de seguros, que acaba de morir, en una ‘Convención en Cedar Rapids’. Le da una misión y una advertencia: ganar el título ‘doble diamante’ -el Oscar de los vendedores de seguros- y evitar todo contacto con Dean Ziegler (John C. Reily), un chalado que juega sucio. Por supuesto, terminará haciendo todo lo contrario.

Pese a que tiene algunos destellos, las risas están, en todo el metraje, demasiado forzadas. De hecho, si no pone de su parte, lo más probable es que no se ría ni una miaja. La película parece una intento de Arteta por conseguir sacar a Ed Helms del papel de secundario. Conocido por sus papeles en ‘The Office’ y, sobre todo, como el dentista con oscuras pasiones de ‘Resacón en Las Vegas’, el tipo quiere las mismas oportunidades que están disfrutando otros miembros del reparto de la serie como Craig Robinson (‘Jacuzzi al pasado’), John Krasinski (‘Un lugar donde quedarse’) o el propio Steve Carell (‘Noche loca’, ‘Superagente 86’, ‘Virgen a los 40’).

‘Convención en Cedar Rapids’ no es una buena recomendación para el público general. Sospecho que para nadie en particular. Pero puede que los fans de Helms y de Reily se diviertan viendo a los dos fenómenos haciendo el canelo delante de la cámara. Otra razón, no se me ocurre.